El Capitalismo y el Estado han demostrado que todo lo que hacen es producir violencia y divisiones, miseria, injusticia y pobreza para la mayor parte de la sociedad, y mientras, privilegios para una minoría.
¿Qué esperabamos si estamos depositando nuestras vidas en manos de políticos e ideólogos?
¿Queremos vivir y ser libres o seguir vegetando como soldados de partidos políticas, esclavxs del Capitalismo y la patronal, esclavxs de cualquier autoridad, ya sea serbia, europea o de cualquier otro estado?
En vez de prolongar la miseria de la vida cotidiana, elegir el camino de las divisiones, engañarnos con ideologías y mitos de nacionalismo o democracia (dos sirvientes del mismo amo), ahora es el momento de generar una respuesta común y atacar a esos que quieren gobernar nuestras vidas, que nos quieren mantener en la esclavitud política y financiera.
Debemos actuar. Debemos rebelarnos. La libertad no será regalada. Existe una guerra en curso contra nosotrxs, y deberíamos contraatacar, en vez de mejorar ese mecanismo que nos mata. Pero para hacerlo, debemos entender lo que ocurrió en nuestra historia reciente, entender el funcionamiento del nacionalismo y la guerra como armas usadas por las élites locales y las instituciones financieras, el FMI por ejemplo, como respuesta a la lucha de clases de cada período y por la reestructuración del Capitalismo, saqueando las sociedades y nuestras vidas, al igual que la formación de estados-nación en la región. Debemos comprender el papel de todos los promotores de la democracia y la obediencia en el período de “paz” de la posguerra.
La lucha por la libertad solo se puede realizar a través de la autonomía y la autoorganización, alejada del Estado y sus títeres o de cualquier influencia, con solidaridad y apoyo mutuo como uno los medios de resistencia y práctica diaria en nuestras comunidades locales.
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