venerdì 30 marzo 2012
es it - EL CAPITAL O LA TIERRA
Ya desde el 2004 se realizan en las sierras de Famatina -norte de La Rioja- investigaciones por parte de Barrick Gold Corporation, buscando diversos minerales, en especial oro. La respuesta de los pobladores existe desde el mismo momento, acusando a la empresa de liberar, mediante explosiones mineras, metales pesados como arsénico y plomo, entre otros, afectando negativamente el ecosistema para siempre ya que estos metales pesados quedarían depositados en diques, contaminando el agua aún después de cerrada la mina.
A mediados de 2011 la empresa Osisko adquirió el desarrollo del Proyecto Famatina.
Este proyecto cubre 40 km cuadrados de una zona rica en oro, con una reserva probada y probable de 8.97 millones de onzas de oro. Poco importa si estas empresas son de Canadá, Argentina u otro país, la naturaleza no tiene fronteras así como la clase dominante que destruye el planeta tampoco la tiene. Si se queda el dinero en el país o "se lo llevan", poco cambiaran nuestras vidas de trabajadores o desocupados. Nosotros tampoco tenemos patria; los explotados, oprimidos y contaminados de todo el mundo son nuestros hermanos y los responsables de este sistema mundial vengan de donde vengan o vayan a donde vayan son un obstáculo para una vida que puede ser mejor, aunque nos digan que todos somos “ciudadanos” o “argentinos”.
Al grito de "El Famatina no se toca" y de "Agua sí, oro no", una gran cantidad de personas, organizadas en asambleas, vienen realizando un corte permanente en el camino de entrada de la mina “La Mejicana” en el cordón montañoso de Famatina, para bloquear la entrada a la empresa Osisko, impidiendo así el comienzo de las operaciones de exploración.
“En la figura que se llama oximorón, se aplica a una palabra un epíteto que parece contradecirse; así los gnósticos hablaban de una luz oscura; los alquimistas, de un sol negro” manifestaba Jorge Luis Borges en “El Zahir”. A los “oximorones” presentados por Borges podríamos agregarle “Capitalismo Sustentable” o “Inteligencia Militar”. Quedémonos con el primero.
La producción capitalista es intrínsecamente depredatoria con el medio en que se desarrolla. Desde la génesis misma de este sistema perverso, la explotación de elementos naturales tenidos en cuenta como meros “recursos” (carbón, caucho, petróleo entre los primeros) es una constante que arrasa biodiversidad por doquier.
Desde hace alrededor de 30 años surgieron las primeras voces alertando sobre la vía hacia al colapso que significaba la continuidad del capital; pacifistas, liberación animal, movimiento antinuclear, ecologistas en general, dieron el primer paso para una problemática que pronto tuvo que integrar la discusión revolucionaria. Si hace 30 años se decía que el mundo y su diversidad natural y cultural iban camino hacia a la destrucción, hoy ya la estamos viviendo.
En la región argentina, como país casi exclusivamente agroexportador, la modificación de biomas ha sido constante desde finales del siglo XIX. La región pampeana ha sido modificada en más de un 90% como causa de la explotación agropecuaria. Desde los años del menemismo la introducción tecnócrata al agro argentino llevó además a un nuevo monopolio sobre la tierra, esta vez no solo en manos de familias oligárquicas sino también con grupos económicos multinacionales como Monsanto o Dreyfuss imponiendo el cultivo de soja transgénica donde estas empresas proveen desde la semilla al glifosato, que envenena yuyos indeseables así como millones de seres humanos en la región argentina que mueren de cáncer. Desde hace alrededor de 10 años, además de la región pampeana, se incluyó la zona del monte santiagueño y la selva de las Yungas en el Chaco Salteño al proceso de sojisación arrasando millones de hectáreas de selva de una de las regiones con mayor biodiversidad de Sudamérica además de expulsar a campesinos, criollos e indígenas, que practican -o más bien practicaban- una explotación agraria a pequeña escala y sin perjudicar de manera significante el medio natural. 200 millones de litros de glifosato son vertidos por año en toda la región sojera.
Los montes y selvas del Litoral tampoco se han salvado. La provincia de Santa Fe perdió más de 100.000 hectáreas de sus bosques en los últimos 15 años, aumentando la cantidad de casos de cáncer en sus habitantes. Niveles alarmantes. La provincia de Misiones de la mano de la explotación maderera, en muchos casos ilegal, es decir el llamado tráfico de maderas, perdió casi el 50 % de su selva lluviosa. Esto, en consecuencia, lleva a aumentar los cordones de pobreza de la región metropolitana donde estos habitantes llegan a vivir de la dádiva estatal, de la prostitución, o del cirujeo aumentando la marginalidad que luego es reprimida.
En la región del Perú desde 2009 cientos de miles de personas enfrentan la explotación de la Amazonía y por su condición de explotados indígenas fueron tratados por su presidente de “ociosos que piensan llevarnos a la irracionalidad y al retraso primitivo”, lo mismo que dicen los burgueses de todo el mundo cuando el proletariado defiende la vida contra el avance capitalista. Pareciera que hay que progresar a toda costa, aunque nuestra vida se vaya en ello. Así y todo actualmente en todo el cordón cordillerano que va de Neuquén hasta Jujuy se han levantado miles de personas en contra de la megamineria. Pocas veces es tan patente el antagonismo extremo entre el Capital o la Vida. Imaginemos si no dejaríamos instalar estas máquinas de muerte en ninguna parte aunque sea una “megamineria saludable”. Porque no queremos morir de cáncer por tomar agua contaminada con plomo y cianuro o que las tierras terminen yermas y deshabitadas.
La obsecuencia oficialista que puso el grito en el cielo por las papeleras en Gualeguaychú ahora sale a justificar el genocidio por envenenamiento que su gobierno quiere llevar adelante. La oposición que hace la vista gorda con situaciones iguales de graves en otras partes, toma la bandera de Famatina. La miseria del progresismo y la izquierda propone la nacionalización de las mineras o en el mejor de los casos la “gestión obrera”. Parecen no entender que el envenenamiento y la destrucción ambiental provocada por el capitalismo seguirán por más que icen el trapo celeste y blanco todos los días o las montañas sean reducidas a polvo “bajo control obrero”.
Cada fracción burguesa intenta competir en función de su interés particular, pero para nosotros se trata de la calidad de vida en este planeta. La lucha antiminera es una lucha legítima contra el Capital y si no se deja seducir con los cambios para-que-nada-cambie, recuperaciones o reformas, se profundizará siendo la negación a todas las formas que este puede tener. La llamada “megaminería” o demás desastres naturales motivados por la codicia y el progreso capitalista no son anomalías o hechos aislados, son la vía correcta que toma la ganancia sobre la vida.
No es no. Es la lucha por vivir.
--extract da La Oveja Negra
Il capitale o la terra
Dal 2004 nelle montagne di Famatina, a nord de La Rioja, la Barrick Gold Corporation è alla ricerca di vari minerali, soprattutto oro. La risposta della gente del luogo, sono accuse contro l'azienda che rilascia, a causa delle esplosioni minerarie, metalli pesanti come l'arsenico e il piombo, che sono tra gli altri lesive per l'ecosistema, dal momento che questi metalli pesanti saranno depositate negli argini, contaminando l'acqua anche dopo che la miniera chiude.
A metà del 2011, la società Osisko ha acquisito lo sviluppo del Progetto Famatina.
Questo progetto si estende per 40 chilometri quadrati di un'area ricca di oro, con una riserva, probabile, di 8.97 milioni di once di oro. Non importa se queste società sono del Canada, dell'Argentina o di un altro paese, la natura non ha confini così come la classe dirigente che sta distruggendo il pianeta. Se il denaro rimane nel Paese o viene "preso", poco cambia le nostre vite come lavoratori o disoccupati. Noi siamo anche senza patria; gli sfruttati, gli oppressi e i diseredati del mondo sono i nostri fratelli e i responsabili di questo sistema globale, da qualunque posto essi vengono, sono un ostacolo per una vita che può essere migliore, anche se noi diciamo che tutti i siamo "cittadini" o "argentini". Al grido "Non toccare Famatina" e "Acqua sì, l'oro no", un sacco di gente, composta da assemblee, ha realizzato un'assemblea permanente nel vialetto della miniera "La Mejicana" nel cordone montanaro di Famatina, che blocca l'ingresso della società di Osisko, impedendo così l'inizio delle operazioni di esplorazione.
"Nella figura conosciuta come ossimoro, si applica una parola, un epiteto che sembra contraddirsi; così gli gnostici parlavano di una luce scura; gli alchimisti di un sole nero", ha dichiarato Jorge Luis Borges in "Lo Zahir". Per gli "ossimori", presentati da Borges, si potrebbe aggiungere il "capitalismo sostenibile" o l' "intelligence militare". Rimaniamo con il primo.
La produzione capitalista è intrinsecamente predatrice con l'ambiente in cui opera. Dalla genesi di questo sistema perverso, lo sfruttamento degli elementi naturali, presi in considerazione come semplici "risorse" (carbone, gomma, olio tra i primi) è una costante che travolge la biodiversità in tutto il mondo.
Da circa 30 anni nacquero le prime voci che hanno messo in guardia come questo sistema potesse andare al collasso; nacquero così movimenti pacifisti, movimenti per la liberazione animale, movimento anti-nucleare, movimenti ambientalisti in generale, e che hanno dovuto integrare le varie problematiche sotto un'ottica rivoluzionaria. Se 30 anni fa si diceva che il mondo avesse preso la stradar della perdizione, oggi possiamo dire che la stiamo vivendo.
Nella regione Argentina, come paese esclusivamente agro-esportatore, la modifica del territorio è stata costante dalla fine del XIX secolo. La regione Pampas è stato modificata più del 90%, a causa dello sfruttamento agricolo. Dopo l'introduzione dei cosidetti baroni, che amministravano il monopolio sulla terra, vi fu l'entrata anche di gruppi economici o multinazionali come la Monsanto o la Dreyfuss, che hanno imposto la coltivazione di soia geneticamente modificata; queste società usano anche vari pesticidi contro le piante infestanti. Tali pesticidi provocano la morte, per cancro, di milioni di esseri umani in questa regione dell'Argentina. Per circa 10 anni, oltre la regione Pampas, vi era compresa la zona del Monte santiagueño e la giungla delle Yungas nel Chaco di Salteno nel processo di "soiaficazione": questa pratica aveva devastayo milioni di ettari di foresta in una delle regioni più ricche, come biodiversità, del Sud America. Non solo: avevano anche espulso i contadini e gli indigeni che erano residenti in quelle terre. Ogni anno, vengono gettati in tutta la regione 200 milioni di litri di glifosato (pesticida), per mantenere intatta le piante di soia.
Le montagne e le foreste della costa non sono state salvate da questo scempio. La provincia di Santa Fe ha perso oltre 100.000 ettari di foreste nel corso degli ultimi 15 anni, aumentando il numero dei casi di cancro nei residenti. Livelli allarmanti. La provincia di Misiones per colpa del cosiddetto traffico di legname, ha perso quasi il 50% delle sue foreste tropicali. Questo, a sua volta, porta ad un aumento delle fasce di povertà nell'area metropolitana, in cui queste persone vivono ai margini della città.
Nella regione del Perù dal 2009, centinaia di migliaia di persone (indigeni) hanno subito lo sfruttamento dell'Amazzonia; e sono stati trattati dal presidente come "oziosi che sono completamente irrazionali e rimasti ai tempi degli uomini primitivi."
Sono le stesse parole che dicono i borghesi di tutto il mondo quando si tratta di denigrare il proletariato che difende la vita contro l'avanzata del capitalismo. Sembra che bisogna progredire a tutti i costi, anche a costo della nostra vita. Ma ora tutta la catena montuosa che va da Neuquén a Jujuy, ha fatto crescere la protesta di migliaia di persone contro la megaminiera. Raramente è così evidente questo antagonismo estremo tra il capitale o la Vita. Immaginate se non permetterebbero l'installazione di queste macchine di morte ovunque, anche di una presunta "megaminiera sana". Non vogliamo morire di cancro o trovare l'acqua potabile contaminata da piombo e cianuro o terreni divenire sterili e disabitati.
Il servilismo del governo che ha permesso l'installazione delle cartiere a Gualeguaychú: ed è stato un chiaro segno del genocidio in atto, tramite l'avvelenamento. L'opposizione, che chiude un occhio a situazioni simili, prende la bandiera della Famatina. La miseria del progresso e la sinistra che propone la nazionalizzazione delle miniere -tramite il migliore dei suoi slogan: "gestione operaia."-, non sembra capire che l'avvelenamento e la distruzione ambientale causata dal capitalismo continuerà anche se verrà issato il panno bianco e blu tutti i giorni o le montagne saranno "sotto il controllo operaio".
Ogni fazione della borghesia tenta di competere in base al proprio interesse, ma per noi conta la qualità della vita su questo pianeta. La lotta contro la miniera è una lotta legittima contro il capitale, sempre se non si viene sedotti dal "non voler cambiare nulla", che rischia di affossare questa lotta. La cosiddetta "megaminiera" o altre calamità naturali motivate dall'avidità e dal progresso capitalistico, non sono anomalie o incidenti isolati, ma stanno prendendo la strada del guadagno al posto della vita.
No è no. Lottiamo per la vita.(tradotto da NexusCo)
http://ienaridensnexus.blogspot.com/2012/03/il-capitale-o-la-terra.html
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