sabato 22 ottobre 2011

Filosofía y activismo - Texto de Mel Broughton, preso animalista.


Ultimamente he estado leyendo el segundo libro publicado por Palgrave Macmillan de su serie de títulos sobre “ética con los animales”. Con más de una docena de títulos en los que trata todo tipo de aspectos sobre los derechos de los animales y su filosofía, este es otro bienvenido añadido al canon de literatura sobre derechos de los animales.

Aunque, estas nuevas publicaciones generan una importante pregunta. ¿Por qué hay un abismo entre los académicos y los activistas? Es especialmente difícil de entender cuando tanto los unos como los otros representan las dos caras de una misma moneda. Entiendo que hay una o dos excepciones notables, pero no obstante, para un movimiento que se enfrenta a una gama tan amplia de poderosos intereses creados, está claro que hay una razón de peso para que creemos ese entendimiento por ambas partes.

Pero vayamos a la base. El movimiento por los derechos de los animales lucha por la liberación de los animales y por un cambio en su estatus legal que termine con la “cosificación” de los animales, y que no permita que los humanos les traten como a “propiedades”. En su, relativamente, corta vida, el moderno movimiento por los derechos de los animales ha sido alimentado por filósofos que han aplicado sus disciplinas académicas para interpretar qué significa derechos para los animales.

Nos encontramos en un periodo en el que los académicos, los investigadores en pos del bienestar animal y los académicos legales están creando tratados cada vez más exhaustivos y potencialmente innovadores en pos de los animales explotados. Aunque para los activistas, el terreno legal/político ha crecido de tal manera que se ha convertido en algo hostil e incluso para algunos, peligroso. Y no lo olvidemos, esta semana, un Diputado Conservador que votó a favor de prohibir el uso de animales salvajes en los circos, aseguró en el Parlamento que la oficina del Primer Ministro le había “amenazado” por su apoyo a dicha prohibición. Por supuesto, la amenaza tenía que ver con su puesto de trabajo, pero no deja de decir mucho sobre la actitud del gobierno ante cualquier avance legal que reconozca los derechos de los animales.

Pero son los activistas quienes enseñan el mensaje de los derechos animales al público. Son los activistas quienes han de lidiar con la hostilidad legal y de los media, y finalmente, son los activistas quienes actúan como pararrayos cuando piden que se acabe con la explotación animal.

Así que, ¿por qué todos esos filósofos y académicos sienten frecuentemente la necesidad de distanciarse de los activistas? La excusa más habitual es que no quieren que se les relacione con las tácticas de “acción directa”, pero romper la ley no es la única táctica utilizada por el movimiento por los derechos de los animales.

Muchos miles de activistas por los animales, semana tras semana, se manifiestan, realizan piquetes, gritan o reparten panfletos en lugares públicos para luchar los animales explotados. En muchos aspectos, estos mismos activistas son los que pueden llevarse el mérito de elevar el perfil de la cuestión de los derechos animales. Y aunque por supuesto, algunos de los trabajos académicos que se editan sobre derechos de los animales son buenos, es cierto que más gente se acerca al movimiento gracias a una manifestación que a un libro.

En estos tiempos existe una auténtica necesidad para toda persona involucrada en el movimiento por los derechos de los animales para reflexionar con calma sobre cuál es el siguiente paso a seguir. Que a nadie le quepa duda de que en los últimos años hemos visto como el gobierno, apremiado por empresas y el entorno de la experimentación científica, ha decidido dar una dura reprimenda al movimiento por los derechos de los animales. Y está claro que no solo han sido los que ellos llaman “extremistas” quienes han recibido ese castigo, la misma filosofía de los derechos de los animales es para ellos el enemigo al que derrotar. Es debido a esta amenaza por la que la parte más académica y filosófica del movimiento ha de, al menos, entender y reconocer los motivos genuinos de los activistas.

Mel

Fuente ARPS
http://www.arprisoners.org/

http://www.lacizallaacrata.nuevaradio.org/index.php?p=403

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