Novedad editorial: macrocarceles ni en Zaballa, ni Zubieta, ni en ninguna parte

Novedad editorial: macrocarceles ni en Zaballa, ni Zubieta, ni en ninguna parte

Breve introducción del dossier

Aquí presentamos Autodefentsa Taldea un dossier sobre la macrocárcel en construcción de Zabaia, Araba. Este trabajo es un intento de recopilar los datos más interesantes para entender este proyecto en su magnitud y en su propio contexto además de intentar darle una perspectiva. Es un intento de reflejar desde la limitación de las palabras y datos concretos, la barbaridad de este proyecto que ya está en marcha en los Montes de Vitoria. Una barbaridad en todos sus sentidos como poco a poco se desvelará en estas páginas.

Aquí no nos vamos a centrar exclusivamente en el daño que va hacer este proyecto a nivel medio ambiental y/o paisajístico. Un daño que complementará los daños perpetuados por sus otros proyectos de supuesto desarrollo (como el TAV) que son un intento compulsivo de llenar los vacíos sociales y las necesidades económicas que genera este mismo sistema.

Más bien queremos enfocar este dossier desde una crítica profunda a cómo estamos organizando el mundo en que vivimos. La crítica a este proyecto la entendemos desde el punto de vista del significado que adquiere ésta cárcel en la sociedad y en las personas.

La cárcel, el encierro masivo de personas, en sí es lo visible y el punto más agudo de un control y una represión a través de la cual el estado busca la paz social. Una paz social que basa el concepto "libertad" en las obligaciones y los derechos que nos define el estado y con que la mayoría de nosotras está conforme mientras que no manifestemos un malestar en nuestras necesidades primarias y estemos satisfechos en la diversión que nos ofrecen o nos buscamos.

Para muchas la cárcel es un tema que se ve y se habla dentro de los términos que determinan los medios de comunicación. Escondiéndose tras una posición de relativa comodidad, todo el mundo juzga y encarcela desde su casa defendiendo a la policía y a la justicia al ritmo de los escándalos que orquesta la propaganda periodística. Incluso se llega a criticar a las instituciones cuando actúan demasiado moderadamente, gritando a favor de la instauración de la pena de muerte o la cadena perpetua, aún deseando darle "más margen" a la policía para "actuar", esto es, actuar a punta de pistola.

Por eso no nos dirigimos a las personas cuyo estrecho marco de pensamiento se supedita a los valores de la obediencia civil o a la creencia en las instituciones y a la democracia que las sustenta.

Nos dirigimos a aquellas personas cuya sensibilidad crítica les posibilita abrir pasos a la rebelión contra el proyecto de macrocárcel y concienciarse sobre el mundo que nos rodea. Si la cárcel como realidad nos parece lejana, reflexionando vemos como su lógica interna se reproduce en toda la sociedad y se reafirma en el hecho de no disponer de ningún medio para determinar nuestras vidas sin pasar por aceptar los ritmos que nos impone este sistema. La lucha contra la cárcel, descartando toda alternativa a la reinserción, implica directamente una postura personal hacia este mundo. Una postura hacia la conquista de nuestra soberanía individual (tanto emocional como racional) para que pueda resurgir lo colectivo de manera libre.

Resulta difícil esbozar en unas frases lo que para mucha gente es la realidad aislada y desconocida de la cárcel... Sin embargo, es una realidad que viven miles de personas de carne y hueso, así como sus familiares y amigos afectados, y así es una realidad de miles de historias que respiran el deseo de gozar de una vida lejos de los muros, siempre y cuando su situación no les haya empujado hacia la resignación. Esta situación de sufrimiento y humillación diaria, de control directo y total sobre las personas y sus movimientos, sin hablar de los castigos y los malos tratos, es una situación de estrés permanente que genera una impotencia total y una disposición absoluta de una misma a merced del estado.

En este dossier adjuntamos algunos textos y testimonios para abrir un poco esta realidad, a parte de los datos inquietantes sobre la situación actual en las cárceles del Estado Español.

Y bien, ahora en Araba como en tantos otros sitios se construyen macrocárceles. Ya no son cárceles, sino macroestructuras donde habrá más sitio y más medios para "solucionar" los "problemas de seguridad". Más plazas penitenciarias significa más capacidad para encerrar personas y para encerrarlas por más tiempo, como vemos con los alargamientos de condena a pesar del descenso de hechos delictivos.

La cuestión no reside en una justicia reinsertadora, sino en la de un control social que impone sus normas cada vez más severamente. Las puertas de las cárceles se cierran detrás de más personas cada año. Cada vez hay más personas atrapadas de una manera u otra en las redes de la justicia. El control siempre tiende a más control.

Pero la pareja Estado-Capital no satisface las necesidades de una parte únicamente; la industria de la Seguridad Ciudadana ha crecido y se ha alimentado con esta evolución totalitaria que al fin al cabo realimenta recíprocamente a ambas. El crecimiento y el desarrollo del sistema en general y del sistema penitenciario en concreto, es siempre prioritario en tanto que implica intereses muy concretos de empresarios y políticos que manejan los hilos de unas necesidades determinadas por el orden político-social y el sistema tecno-industrial. Sobre este negocio podréis descubrir algunas claves en el dossier ya que indicamos algunas de las empresas metidas en la construcción de la macrocárcel de Zabaia.

En definitiva, solo nos queda decir que sacamos este dossier para informar y también como un punto de partida de una necesidad real de dar respuesta a la imposición de un proyecto que no es nuestro. Más aún, para todos los que abrazamos un camino contracorriente a este sistema destructor, cada cárcel, como esta macrocárcel, es una instalación enemiga. De esta manera esperamos que este dossier pueda ser la continuación de una lucha contra la cárcel y que podamos encontrarnos con más miradas cómplices en nuestros barrios y pueblos para hacer realidad una libertad y una solidaridad que no se encuentra en la Constitución.

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