martedì 25 ottobre 2011

ETAlingrado


El Estado español, cada día se parece más al ejército alemán…borrachos de autocomplacencia, minusvalorar y dar por derrotado al Ejercito rojo fue su perdición en Stalingrado

A finales de 1942, poca gente en Alemania pensaba… y además podía pensar que en cosa de semanas comenzaría el principio del fin del Reich nazi gracias al esfuerzo sobrehumano del glorioso Ejercito rojo, tras supuestamente haber sido derrotado en la sobredimensionada Operación Barbarroja.

La España post-franquista del siglo XXI es, al igual que la Alemania del 43, un país inconsciente. El proceso de lobotomización ideológica generado a partir de la llamada transición es la base para una uniformización política en la que apenas existen diferencias entre las “fuerzas políticas”. A la suerte de Partido Único (hasta los fondos de los actos electorales son de color azul) de doble vertiente y un mismo discurso estructural hay que añadir un dato fundamental: la decisiva función de los media en el asentamiento e interiorización de un Discurso políticamente correcto y Obligatorio. Es decir, un país homogeneizado sobre las bases de la unicidad ideológica y sin pluralidad real. Solo hay que ver la reacción de los media y de “los” partidos ante el comunicado de ETA para apreciar la inexistencia de disidencias respecto al decretado discurso oficial de la “derrota de ETA”.

En ese contexto de “democracia de Partido Único” y “pluralidad dirigida”, el estado ha desarrollado desde hace décadas un relato propio claramente desinformativo y virtual sobre la realidad de Euskal Herria. Induciendo mediante decenas de variables explicativas, interesadas e incorrectas, una perspectiva que desdibujase la dimensión real del conflicto y este mismo, creando una dimensión virtual de la realidad que ha sido el desayuno, comida y cena informativo durante décadas entre los españoles.

El bunker

El abismo entre lo que cuentan y pasa es cada día mayor. Y así siguiendo una perversa lógica goebbelsiana, el estado, el Bunker mismo se ha creído lo que trata de hacer creer a sus súbditos pero que nada tiene que ver con la realidad. Ocurrió en Alemania en el tratamiento de la información sobre Stalingrado y acabó siendo un claro paradigma patológico en las últimas horas del bunker de Berlín, cuando el alto mando se creía sus propias fantasías huyendo de toda confrontación realista.

El Bunker español sigue erre que erre hablando de derrota de ETA mientras que transmite una histeria incoherente con el hipotético sentir que debiera de generar dicha noticia. Claro que quizá es que no se trate de una derrota de ETA aunque traten de maquillar así la realidad.

Para empezar el propio Bunker ha transmitido sistemáticamente, desde hace años, que “todo es ETA”. Si así fuera es absolutamente esquizofrénico entender que ETA esté derrotada y la izquierda abertzale resurja políticamente como el Ave Fénix. Y claro los súbditos españoles no entienden nada: “ETA está derrotada pero gobierna en Guipúzcoa y tendrá grupo parlamentario en Madrid” . Claro el problema es que cuando se escribe sobre la realidad desde el embuste interesado y desde la perspectiva ideal respectiva llega un momento en el que algo no cuadra.

La realidad que los españoles nunca han podido conocer parte de la base de que “la mera banda de delincuentes” es algo mucho más complejo. Es el reflejo de un conflicto político que en este momento le ha explotado entre las manos al negacionismo unionista español. Y es imposible y de locos que tras años de reduccionismo interesado, de jibarización de la realidad vasca explicar ahora que ETA ha sido derrotada, pero a su vez ha ganado políticamente.

A la crisis de credibilidad política e informativa se une la decadencia de un estado tocado de modo estructural y en proceso de galopante depauperización que imposibilita toda posible recuperación. El estado español infectado por lacras incurables como la corrupción, el clientelismo y la mediocridad, se esta convirtiendo en un Aestado sin credibilidad, sin crédito y sin futuro.

El abismo del que hablábamos antes se aprecia también con nitidez en la categoría de los líderes y del proyecto político que confronta el conflicto. La capacidad política de la izquierda abertzale y la talla de su militancia está a años luz de la mediocridad general que transmiten las “élites” políticas españolas y regionalistas.

Cese definitivo

Si existe algún elemento explicativo del “cese de actividad” de ETA es sin duda la capacidad de saber entender de modo dinámico los procesos políticos.

La ecuación es sencilla. Todo evoluciona y se transforma. Para bien o para mal. Más aún en estos tiempos en los que la revolución tecnológica que vivimos a diario induce una velocidad de transformación, adaptación y cambio integral. Todos usamos de modo más eficiente la tecnología comparado en como lo hacíamos hace tres años, cinco y ni qué decir diez.

Es evidente que técnica y organizativamente es muy difícil en un contexto geográfico tan pequeño y céntrico del primer mundo como es Euskal Herria desarrollar, lucha clandestina armada. Pero además de las objeciones lógicas relativas al nivel de obsolescencia de esta, en el caso de ETA, existe otro elemento explicativo fundamental que define de modo claro el actual escenario.

El capital político de tantos años de resistencia es indiscutible. Pese a que el discurso fácil que remarca la derrota de ETA en que no ha conseguido ninguno de sus objetivos tácticos, éste omite que los objetivos estratégicos están más cerca que nunca.

Los estado nunca han podido asimilar al independentismo, integrarlo, domesticarlo. Pese a la represión, la guerra sucia, las políticas de zanahoria autonómica, la inducción del descrédito, la virtualización desinformativa, el desdibujamiento del conflicto o la involución ilegalizadora, el independentismo está más fuerte que nunca.

Nunca ha habido tantos independentistas, tantos independentistas euskaldunes, tantos independentistas euskaldunes formados y con conciencia nacional. Y es en este momento, en el que no existe alternativa al independentismo, no existe opción B en un estado languideciente que se ha agotado tratando de neutralizar y asimilar sus herencias históricas mediante una homogeneización ruinosa basada en autonomías absurdas, es cuando, en efecto, los frutos de tantas décadas de lucha y resistencia comienzan a brotar.

La izquierda abertzale ha dado un ejemplo paradigmático a nivel internacional. La historia del MLNV es fructífera en cuanto a su referencialidad internacional desde una posición de izquierda. Un pueblo tan pequeño que tanto ha dado a tantos. El dinamismo político de la IA ha sido su mejor aliado frente a los momentos de cambio estructural internacional. La caída del Muro, el auge del neoliberalismo imperialista o la narcotización individualizante de los proceso globalitarios han sido y son procesos contemporáneos que arrastraron a decenas de movimientos y personas a la conversión al Sistema o a irse a casa.

Unilateralidad paradigmática

Hasta ahora todos los procesos de paz a nivel internacional se han caracterizado por una bilateralidad que en la mayoría de los casos permitía a la parte más poderosa bloquear los acuerdos mediante el incumplimiento, y desgastar así a la parte débil, lo que hacia del propio proceso de paz un mero instrumento técnico para la confrontación, depauperando éste hasta el punto de que muchos procesos de paz han acabado siendo meros procedimientos de pacificación. El más paradigmático es sin duda el proceso palestino-sionista.

Esa capacidad de bloqueo y de instrumentalización de los procesos negociadores ha sido una constante en nuestra historia. Nunca ha habido voluntad ni altura de miras en los estados para avanzar a un acuerdo superador del conflicto. Claro que, ¡cómo puede negociar nada alguien que niega la mayor!¡ La existencia del conflicto!

Esa perversa dinámica se caracteriza por su estaticismo. Son ciclos estáticos, donde el bucle negociador surge tras periodos de confrontación generalmente para seguir gravando al más débil hasta que éste lo esté tanto como para lograr una final represivo definitivo.

El proceso actual parte de una lógica diferente que rompe con esa perversidad. Desde la unilateralidad y de modo dinámico se avanza en posiciones de rentabilidad política que por sí mismas involucionan el marco y abren un escenario en el que el bloqueo es imposible. La nueva dinámica deja abierta la puerta a posibles y deseables negociaciones para un final ordenado. en el que no haya ni vencedores ni vencidos. En el caso de que no exista sensibilidad negociadora, los procesos seguirán indefectiblemente avanzando por la senda unilateral. Existen varios ejemplos internacionales que avalan la vía de la unilateralidad combinada con la negociación multilateral. Uno de los más conocidos y paradigmáticos Kosova.

La unilateralidad sólo es viable desde la acumulación de fuerzas trasversales. Es decir, en muchos procesos sólo la gestación de consensos amplios ha permitido la materialización de propuestas hegemónicas.

El capital político del que hablábamos antes, es el magma sobre el que se implementará el amplio movimiento popular. La transversalidad y dinamismo de éste garantiza su heterogeneidad y por lo tanto su proyectable amplitud.

La izquierda abertzale ha sido capaz de inducir este cambio estratégico crucial y con valentía. Ha sido capaz de superar posiciones obsoletas, minoritarias y sin salida, temerosas por su fidelidad a la totemización de los recursos tácticos. Demostrar el cambio estratégico con la rotundidad con que lo ha hecho, en bloque y sin fisuras, la izquierda abertzale, da un plus de credibilidad social e internacional que pasa la pelota del aislamiento y la marginalidad a las posiciones del unionismo y de los estados.

El estado español y su representante en la CAV es el mejor paradigma de ello tras su indescriptible ausencia, está aislado y enmarañado en su imposible por incoherente e irreal discurso del “final de ETA”, pero sobre todo está perdido porque no tiene estrategia ante la nueva estrategia de la izquierda abertzale y el movimiento popular. Se mantiene en las obsoletas posiciones negacionistas del conflicto y sigue mirando aún al dedo que señala la luna.

En enero de 1943 el mariscal alemán Von Paulus se rindió en Stalingrado. Derrotado de verdad por el “derrotado” ejercito rojo. En el bunker seguían pensando que aquello no iba con ellos, pero era el inicio del fin, se habían quedado a escasos 20 metros del Volga. Después todo fue correr en retirada hasta Berlín.

El Aestado español, cada día se parece más al ejército alemán…borrachos de autocomplacencia, minusvalorar y dar por derrotado al Ejercito rojo fue su perdición en Stalingrado…España y Francia todavía están a tiempo de enmendar las altivas pero poco convincentes proclamas de la derrota de ETA y dedicarse de modo sincero, racional, respetuoso, y sobre todo democrático, a solucionar el final definitivo de este conflicto…el último abierto en Europa… en Europa Occidental!!!

Eskerrik asko dena eman eta ematen duzuenoi! Ezinbestekoak zarete eta Maite zaituztegu!

http://www.lahaine.org/index.php?p=56959

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