domenica 10 luglio 2011
es/it Gabriel Pombo Da Silva – Texto de presentación del libro de Tarrío en Francia
Me gusta sentarme delante de la máquina de escribir justo cuando me despierto y ni siquiera sé quien soy, de donde vengo y hacia donde voy… cuando la mente se encuentra en una nebulosa caótica y confusa, más allá del Espacio-Tiempo y cualquier Dialéctica…
Poco a poco y mientras escribo voy “retornando” a mi yoedad (sea lo que esto sea.. ) …Abro la ventana de “mi” celda: inspiro profundamente el frío aire matutino y siento mis pulmones ensancharse… Preparo un café; su aroma me relaja; me recuerda “otro tiempo”… mi niñez y también a mi madre…
Mi madre se levantaba todos los días a las cinco de la mañana para ir a trabajar… ponía la cafetera en el hornillo de la cocina y a los pocos minutos flotaba en el aire este cotidiano aroma que tanto me gustaba… De pequeño estaba convencido que uno de los motivos por los cuales mi madre fuese tan “morena” residía en el consumo del café… no sé porqué; ocurrencias de niño…
Los fines de semana solía acompañar a mi madre al trabajo, que era cuando podía, pues no había “clases”… Me gustaba ayudar a mi madre…
Mi madre era (y es) “empleada de limpieza” y para ganarse el pan tenía que limpiar los negocios y oficinas de los otros; siempre se mostró orgullosa de su trabajo… o quizás de poder trabajar… nunca lo he sabido con exactitud…
Mi padre que era albañil (ya muerto) y construía casas para los otros, mientras nosotros vivíamos en una cuchitril alquilado, también se mostraba orgulloso de su trabajo… o quizás también de poder trabajar… tampoco lo he sabido…
Ya de pequeño comenzaba a crecer en mí un sentimiento profundo de animadversión hacia eso que hoy llamamos “trabajo asalariado”, pero que en aquel entonces se llamaba simplemente “trabajo”… De algun modo mi realidad cotidiana me estaba enseñando que quienes nada poseían debían de vender por igual su tiempo y sus fuerzas a quienes todo lo poseían…
Cuando preguntaba a mis padres porqué había pobres y ricos ellos me decían que eso siempre había sido así desde que el mundo es mundo… Siempre me chocó la “mentalidad” de mis genitores… los mendigos lo eran porque eran vagos… ; las putas eran putas porque eran viciosas… del mismo modo que los ladrones eran maleantes…
Se debía trabajar, obedecer, ser honrado y un “buen cristiano”… estar siempre dispuesto a sufrir y poner la otra mejilla… algun día, en el “más allá” encontraríamos nuestra recompensa…
Cuando era pequeño me daba verguenza decir que mi madre era “empleada de limpieza”… hoy en día siento vergüenza por haberme avergonzado de mi madre… de haberme avergonzado de haber sido pobre… (quiero decir “proletario” pues mendigar nunca hemos mendigado… ); como si haber nacido pobre, en el seno de una familia proletaria, fuese un “pecado”, algo que uno elegía…
No, no me pude acostumbrar a ese “orden de cosas”… no quise aceptar semejante orden… no quise ser un orgulloso trabajador que trabaja para “los otros” y que por dinero vende su tiempo, sus fuerzas, toda su energías y en ocasiones hasta el Alma…
(…)
Para mí la cárcel no era algo lejano y misterioso… la mitad de mi barrio habia pasado o seguía encerrado en alguna celda…
Los días de visitas (en la cárcel) miraba como a las mañanas muy temprano algunas madres, hermanas y esposas (porqué será que siempre son las mujeres las que desfilan incondicionalmente durante años en dirección a las cárceles mientras “los hombres” desaparecen y se esfuman en poco tiempo???) se dirigían con sus bolsitas de plástico llenas de alimentos y ropa rumbo a la parada del autobus que las dejaba cerca de la prisión…
Allá iban estas mujeres con la ropa limpia y los alimentos que la mayor parte de las veces compraban a “crédito” (fiado) porque en mi barrio por aquellos tiempos escaseaba el dinero y el trabajo bien remunerado; era por eso que muchos estaban precisamente en la cárcel y no porque fuesen “vagos”, “viciosas” y “maleantes”… no todos quisieron sumarse a la diaspora de la emigración (como mis padres) o el exilio… y antes que aceptar la explotación del trabajo asalariado o la dictadura del mercado postfranquista decidieron “robar” o “tomar las armas” contra todo ese orden de cosas…
Estas mujeres que compraban “fiado” y desfilaban como un ejército silencioso con sus bolsitas de plástico con destino a la cárcel, y que en muchas ocasiones se privaban de comer ellas mismas; pero que a sus hijos, hermanos y maridos su paquetito de ropa limpia y comida no podía faltarles eran la encarnación misma del amor y la solidaridad… yo amaba y sentía un enorme respeto por ellas.
Una de estas mujeres (abuela y madre) se llamaba… o la llamabamos Doña Cristina… Una viejita arrugadita de rasgos agradables y risueños … tan bajita que las bolsas de plástico que transportaba llegaban casi al suelo, haciendo que cada paso que daba semejase un esfuerzo sobrehumano… en más de una ocasión la ayudaba a transportar las bolsas hasta la parada del autobus…
Doña Cristina tenía un hijo en la cárcel desde hacia doce años… su hijo había robado algunos coches (en la época de Franco) que luego había vendido a piezas, tanto a chatarreros como mecánicos para ganar algo de dinero… Su hijo fue uno de esos (miles de… ) presos que no se beneficiaron de la “amnistía política” de finales de los setenta… su hijo era además uno de esos rebeldes organizados en la Copel (ya por entonces en declive) de los que nadie quería saber nada…
Si mi familia era “pobre”, esta familia vivía en la más absoluta de las indigencias… Las condiciones infrahumanas en las que sobrevivía esta mujer (junto a los hijos de sus hijos; y su hija; y sin “marido” o cualquier tipo de apoyo económico) me indignaron de tal modo que decidí ayudarla…
(…)
Corría el verano del 1982…
Como cada mañana se ponía en movimiento un enjambre humano que se dispersaba en todas direcciones como hormiguitas hacendosas… hileras y grupitos de hombres, mujeres y niños rumbo a sus puestos de trabajo y colegios… Era fácil descifrar por sus atuendos y uniformes sus oficios y escuelas, incluso la “clase social” a la cual pertenecían…
Eran escasos los trabajadores que acudían al trabajo con coche propio… la mayoría usaba el transporte público o se levantaban un poco mas temprano y se iban a pie…
Me encontraba sentado al volante de una Seat 131 que había robado esa misma noche en la otra punta de la ciudad… mis amigos estaban con la mirada tensa observando cada movimiento en las calles adyacentes al Banco: cada coche, cada persona, todo…
Yo observaba la empleada de limpieza que entraba a esa hora temprana al Banco: el pañuelo en la cabeza que cubría sus cabellos; los guantes de goma amarillos; un pequeño cubo de plástico donde con toda probabilidad guardaba los productos de limpieza y sus utensilios de trabajo… Me recordó a mi madre que estaría haciendo lo mismo que esta mujer sólo que en otro país… a 2.500 km de distancia…
Toni me toca en el hombro y me dice que ponga el coche en marcha, pues aquí estamos dando el cante parados delante del Banco…
Toni era conocido como “el zurdo”… años más tarde fue encontrado asesinado junto a su compañera Margot… ambos con un tiro en la cabeza; se comentaba por la calle que fue obra de la policía; de la Brigada antiatracos de Vigo…
Toni era quince años mayor que yo; tendría sobre los treinta… hacía poco que había salido de la cárcel y pertenecía a un grupo de personas que se encargaban de apoyar y difundir las luchas de los presos…
Siempre me había gustado su forma de ser… no hablaba demasiado y cuando lo hacía solía ser muy concreto…
Moure (que años más tarde se suicidó) que se encontraba sentado a mi lado en el asiento del copiloto me guiña el ojo sonriendo mientras limpiaba la grasa de las armas que tenía en su regazo…
También Moura pertenecía a este grupo de solidarios con los presos; y como Toni era mayor que yo, y había estado en la cárcel…
Nos dirigimos hacia la periferia de la ciudad ya que por allá no solía haber tanta presencia policial… al fin y al cabo a los pobres no había necesidad de “protegerlos” de su miseria… el dinero estaba en la ciudad, en los Bancos…
Una vez en el monte salimos del coche y estiramos un poco las piernas… Llevabamos toda la noche dando vueltas con el coche y estabamos cansados y con sueño…
Toni coje un palito y comienza a dibujar en el suelo las posiciones que tomaríamos y los pasos a dar durante el atraco… del mismo modo debatimos la carreteras y caminos a elegir durante la fuga, después del atraco…
En esta primera acción yo tendría que permanecer en el coche y “cubrir la retirada” en caso de que llegasen los maderos… para tal cometido Moure me entrega un rifle de repetición marca “Winchester” que me recordaba mucho a los que llevaban los “vaqueros” en las pelis de Hollywood…
Una vez aclarado todo nos metemos en el coche y vamos rumbo hacia nuestro objetivo… Cada uno de nosotros está inmerso en si mismo, es el momento donde ya no hay nada más que decirse pues todo se ha dicho con anterioridad: silencio total, concentración absoluta, una tensión difícil de describir…
Llegamos… me encuentro a unos metros del Banco… Toni me manda detener el coche…aún no había detenido el coche y veo salir a Toni como impulsado por un resorte… el pasamontaña calado y la pistola en su mano izquierda mientras grita: venga, vamos, vamos!!!
Moure le sigue unos pasos atrás, también encapuchado y armado de un revolver…
Los veo desaparecer en el interior del Banco… algunos transeuntes quedan estupefactos viendo estas escenas; miran para el Banco y miran hacia mi dirección…
No sé exactamente que se supone debo hacer con los “mirones”, pero para quitarme el nerviosismo que tengo decido bajar del coche y hacer algo… agarro el rifle y les suelto algo asi como: venga cabrones, largaos antes de que me lie a a tiros!!!
Yo estoy con la cara descubierta… tan solo unas gafas de sol cubren un poco mi rostro. Por suerte no fue necesario repetir las amenazas; los espectadores se retiran del escenario… Me quedo fuera del coche mirando hacia el Banco y apuntando con el rifle hacia las calles por donde pueden aparecer los esbirros… mi corazón golpea furioso en el pecho; tengo ganas de mi inhalador de asma pero recuerdo que lo olvidé en casa… me sudan las manos… los minutos se hacen eternos… si aparece la madera estoy dispuesto a disparar… eso es lo que hemos acordado… me digo a mi mismo que la próxima vez yo no me quedo en el coche… prefiero entrar en el Banco… al fin veo salir del Banco a mis amigos que vienen corriendo en dirección al coche… salto dentro, echo el rifle en el asiento trasero y los recojo…
En el coche se libera toda la energía y tensión acumuladas en los momentos precedentes… Mis amigos se rien; yo también… hacen bromas sobre mi aspecto con el rifle y las gafas de sol… vamos a toda velocidad por la ruta que habíamos previsto con anterioridad… los dejo en el punto convenido donde se ponen a salvo ellos, las armas y el dinero… yo tengo que deshacerme del coche lejos de nuestra “base”… tengo por costumbre quemar los coches…
Unos días mas tarde la señora Cristina encuentra en la puerta de su casa una bolsa con 150.000 pesetas de la época… En el barrio aparecen pintadas con una pintura roja: Amnistía total!!! Todos los presos a la calle!
Los izquierdistas del barrio hablan de los “presos políticos”… la gente del barrio no les entienden… al fin y al cabo los “presos políticos” ya fueron liberados en dos amnistías parciales…hablan de “solidaridad”, de “libertad”, de… pero solo para los presos de sus organizaciones… y los presos del barrio?
Yo no asisto a las reuniones “políticas”… tengo 15 años y no entiendo lo que dicen… además siempre hablan los mismos… hablan como “los tipos de la televisión”…
Me despido con un abrazo de mis amigos… tienen reunión… yo estoy planeando robar un almacen de productos alimenticios (Revilla) para repartir la comida por el barrio… lo que lograré coronar con éxito…
- Llamarme cuando planeéis otra accion… la política no me interesa…
Durante más de dos años logramos expropiar con éxito mas de veinte sucursales bancarias, una docena de gasolineras y otras acciones del género…
(…)
Ya han transcurrido casi 30 años de estas escenas, de estas cosas, de estos “discursos”; y, sin embargo, parece ser un tema “actual” esto de diferenciar a los presos…
Es absurdo considerar que solo los presos con conciencia política son dignos de nuestra “solidaridad”… como si los hijos de la señora Cristina no fuesen también resultado de la prepotencia del sistema… como si los “lumpen” fuesen incapaces de extraer conclusiones sobre sus experiencias y condiciones… como si su falta de “instrucción” y “cultura”; de dinero y apoyos no fuesen de por sí suficiente castigo y ostracismo…
Estas diferencias en la cárcel no sirven para nada, no son relevantes porque la arquitectura carcelaria se encarga de “mezclar” a los presos no en base a su “ideología política” sino a todo lo contrario… el tiempo, la arquitectura, “el personal”, las condiciones, la mentalidad, los individuos… todo está construido artificialmente… construido de tal modo que las relaciones de poder y fuerza son la consecuencia del “funcionamiento cotidiano” es decir: la alienación, la prepotencia, etc…
Como mecanismo de defensa (o mejor autodefensa) tanto dentro como fuera (el Sistema es el mismo a uno y otro lado del muro) de estas falsas “separaciones” (compartimentaciones) es la organizacion informal… y esta no se basa “solo” para y con las acciones; sino que toda actividad responde a una “organización de tareas” que persiguen dos fines simultáneos, a decir: “vivir nuestra vida, hoy y ahora”; y no obstante marcarse fines mas “ambiciosos” que “transciendan” nuestra propia “individualidad” y que tampoco significa enanejar o alienar al individuo en aras de no se sabe bien que tipo de “comunidad” o “comunismo”…
Aquello que deseamos… o al menos yo lo deseo… es que desasparezcan las relaciones de poder, basadas en la fuerza… que se viva y actue tal y como nos lo dictan “las entrañas”… que veamos a “los demás” no como “objetos” y/o “sujetos” sino como individuos…
La libertad no consiste en “alienar” al otro sino en comprender aquellos “intereses” y deseos que compartimos juntos en aras de la libertad común… y, en este sentido, vivir/organizarse y actuar/pensar en común sin “renunciar” a si mismo… sin delegar, participando, manchandose las manos, implicandose, aceptando “responsabilidades”, etc., etc…
No existe una sola organización que esté por encima de mi libertad individual… y tampoco quiero formar parte de una revolución en la que no se pueda bailar.
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Gabriel Pombo Da Silva – Testo di presentazione del libro di Tarrio in Francia
Posted on luglio 10, 2011 by culmine
Mi piace sedermi davanti alla macchina da scrivere non appena mi sveglio e non so nemmeno chi sono, da dove vengo e dove vado… quando la mente si trova all’interno di una nebulosa caotica e confusa, ben oltre lo Spazio-Tempo e qualsivoglia Dialettica…
Pian piano e mentre scrivo “torno” al mio io (o quel che esso è… ) …Apro la finestra della “mia” cella: inspiro profondamente la fresca aria mattutina e sento i miei polmoni che si espandono… Preparo un caffè, il suo aroma mi rilassa, mi ricorda un “altro tempo”… la mia fanciullezza ed anche mia madre…
Mia madre si svegliava tutti i giorni alle 5 di mattina per andare a lavorare… metteva la caffettiera sul fornello ed in pochi minuti si diffondeva nell’aria quest’aroma quotidiano che tanto mi piaceva… Da piccolo ero convinto che uno dei motivi per i quali mia madre fosse così “mora” risiedesse nel consumo di caffè… non so il perché, pensieri di un bambino…
I fine settimana ero solito accompagnare mia madre al lavoro, ovvero quando potevo perché non dovevo andare a scuola… Mi piaceva aiutare mia madre…
Mia madre era (ed è) una “signora delle pulizie” e per guadagnarsi il pane doveva pulire negozi e uffici degli altri; s’è sempre mostrata orgogliosa del suo lavoro… o forse di poter lavorare… non l’ho mai saputo con certezza…
Mio padre era muratore (già deceduto) e costruiva case per gli altri, mentre noi vivevamo in affitto in un porcile, anche lui si mostrava orgoglioso del suo lavoro… o forse anche di poter lavorare… non l’ho mai saputo…
Fin da piccolo iniziava a crescere in me un profondo senso d’avversione verso quello che oggi chiamiamo “lavoro salariato”, ma che in quel periodo si chiamava semplicemente “lavoro”… In qualche maniera la realtà quotidiana mi stava insegnando che quelli che non possedevano nulla dovevano vender lo stesso il tempo e le forze a quelli che già possedevano tutto…
Quando chiedevo ai miei il perché ci fossero poveri e ricchi essi mi rispondevano che era sempre stato così da che mondo è mondo… M’ha sempre scioccato la “mentalità” dei miei genitori… i mendicanti erano tali perché vagabondi… ; le puttane erano tali perché viziose… ; lo stesso per i ladroni che erano malviventi…
Si doveva lavorare, obbedire, esser onesti e dei “buoni cristiani”… esser sempre disposti a soffrire ed a porgere l’altra guancia… un qualche giorno, nell’aldilà, avremmo trovato la nostra ricompensa…
Quand’ero piccolo mi vergognavo di dire che mia madre era una “signora delle pulizie”… oggi provo vergogna per essermi vergognato di mia madre… d’essermi vergognato di esser stato povero… (cioè “proletario” perché non abbiamo mai mendicato… ); come se l’esser nati poveri, all’interno di una famiglia proletaria, fosse un “peccato”, qualcosa che uno sceglieva…
No, non ho mai potuto accettare questo “ordine delle cose”… non ho voluto accettare tale ordine… non ho voluto essere un orgoglioso lavoratore che lavora per gli “altri” e che per denaro vende il suo tempo, tutte le sue energie e talvolta anche l’Anima.
(…)
Per me, il carcere non era qualcosa di lontano e misterioso…. la metà delle persone del mio barrio era stata o continuava ad esser rinchiusa in qualche cella…
I giorni dei colloqui (in carcere) notavo come all’alba alcune madri, sorelle e mogli (perché mai son sempre le donne quelle che sfilano incondizionatamente per anni verso le carceri, mentre gli “uomini” scompaiono o svaniscono in poco tempo???) si dirigevano con le borse di plastica piene di alimenti e vestiti alla fermata dell’autobus che le avrebbe condotte vicino al carcere…
Là c’erano queste donne con i vestiti puliti e gli alimenti che, nella gran parte dei casi, compravano a credito perché in quei tempi nel mio barrio scarseggiavano il denaro ed il lavoro ben remunerato; era per questo che molti si trovavano proprio in carcere e non perché fossero “vagabondi”, “viziose” e “malviventi”… non tutti vollero far parte della diaspora dell’emigrazione (come i miei genitori) o l’esilio… e prima di accettare lo sfruttamento del lavoro salariato o la dittatura del mercato post-franchista decisero di “rubare” o “prendere le armi” contro quell’ordine delle cose…
Queste donne compravano a credito e sfilavano come un silenzioso esercito con le loro borse di plastica dirette in carcere, ed in molte occasioni si privavano esse stesse dal magiare, ma ai figli, fratelli e mariti il pacco di vestiti puliti e di alimenti non poteva mancare, erano queste donne l’incarnazione dell’amore e della solidarietà… io le amavo e provavo un enorme rispetto per esse.
Una di tali donne (nonna e madre) si chiamava… o la chiamavamo Doña Cristina… Una vecchietta piena di rughe dai lineamenti gradevoli e ameni… cosi bassa che le sue borse di plastica quasi toccavano il suolo, dando l’impressione che ogni passo somigliasse ad uno sforzo sovrumano… in più d’una occasione l’ho aiutata a trasportare quelle borse fino alla fermata dell’autobus…
Doña Cristina aveva un figlio in carcere da 12 anni… il figlio aveva rubato alcune auto (nell’epoca di Franco) che poi aveva rivenduto a pezzi, sia a dei carrozzieri che a dei meccanici per guadagnare qualcosa… Suo figlio è stato un dei quei (migliaia di… ) detenuti che non hanno beneficiato della “amnistia politica” sul finire degli anni settanta… suo figlio era inoltre uno di quei ribelli organizzati nella Copel (già in fase discendente) dei quali nessuno voleva saper nulla…
Se la mia famiglia era “povera”, questa famiglia viveva nella più assoluta delle indigenze… Le condizioni subumane in cui sopravviveva questa donna (assieme ai figli dei suoi figli ed a sua figlia; e senza “marito” o qualsiasi altro tipo di sostegno economico) mi indignarono a tal punto che decisi di aiutarla…
(…)
Correva l’estate del 1982…
Come ogni mattina si metteva in marcia uno sciame umano che si disperdeva in tutte le direzione come formichine affaccendate… code e gruppi di uomini, donne e bambini diretti ai loro posti di lavoro o alle scuole… Dai loro vestiti e dalle uniformi era facile decifrarne i lavori e le scuole di destinazione, persino la “classe sociale” di provenienza…
Scarsi erano i lavoratori che si recavano al lavoro con un’auto propria… la gran parte usava il trasporto pubblico o s’alzava un po’ prima e andava a piedi…
Ero seduto al volante di una Seat 131 che avevo rubato quella stessa notte dall’altra parte della città… i miei amici con lo sguardo teso osservavano qualsiasi movimento nelle strade adiacenti alla banca: qualsiasi auto, persona, tutto…
Osservavo la signora delle pulizie che entrava a quell’ora mattutina in banca: il foulard in testa che ne copriva i capelli, i guanti di gomma arancioni; un piccolo secchio di plastica in cui probabilmente c’erano i prodotti per le pulizie ed altri arnesi di lavoro… M’ha ricordato mia madre che alla stessa ora starà facendo la stessa cosa, ma in un altro paese, a 2.500 km. di distanza…
Toni mi poggia la mano sulla spalla e mi dice di metter in moto l’auto perché qui diamo nell’occhio, fermi davanti alla banca…
Toni era noto come il “mancino”… anni dopo è stato trovato assassinato vicino alla sua compagna Margot… entrambi con un colpo in testa; per le strade si commentava che fosse stata opera della polizia; della Brigada antirapine di Vigo…
Toni aveva quindici anni più di me; aveva sui 30 anni… da poco era uscito dal carcere e faceva parte di un gruppo di persone che s’incaricavano di appoggiare e diffondere le lotte dei prigionieri…
M’è sempre piaciuto il suo modo d’essere… non parlava molto e quando lo faceva era molto deciso…
Moure (che anni dopo si suicidò), che era seduto sul lato del passeggero, mi strizza l’occhio sorridendo, mentre pulisce l’olio dalle armi che aveva sul grembo…
Anche Moura faceva parte di questo gruppi di solidali con i prigionieri, e come Toni era più grande di me ed era stato in carcere…
Ci siamo recati alla periferia della città perché lì non era abituale la presenza della polizia… in fin dei conti non avevano bisogno di “proteggere” i poveri dalla loro miseria… il denaro stava nel centro, nelle banche… Una volta sul monte, siamo usciti dall’auto e ci siamo sgranchiti le gambe… Era tutta la notte che giravamo con l’auto ed eravamo stanchi ed assonnati…
Toni prende un bastoncino ed inizia a disegnare sulla terra le posizioni che avremmo dovuto prendere e le cose da fare durante la rapina… allo stesso modo abbiamo discusso sulle strade e le vie da scegliere durante la fuga, dopo la rapina…
In questa prima azioni io sarei dovuto restare in auto e “coprire la ritirata” nel caso fossero giunti gli sbirri… per tale compito Moure mi consegna un fucile a ripetizione della “Winchester”, che mi ricordava molto i “cowboys” dei film di Hollywood…
Una volta accordati su tutto siamo tornati sull’auto e siamo partiti verso il nostro obiettivo… Ciascuno di noi era immerso in se stesso, è il momento in cui non c’è nient’altro da dirsi perché tutto è stato detto in precedenza: silenzio totale, concentrazione assoluta, una tensione difficile da descrivere…
Arriviamo… mi trovo a pochi metri dalla banca… Toni mi dice di fermare l’auto… ma ancor prima di farlo vedo Toni scattare fuori come spinto da una molla… il passamontagna calato sulla testa e la pistola sulla mano sinistra, mentre grida: vieni, andiamo, andiamo!!!
Moure lo segue a pochi passi di distanza, anche lui con passamontagna ed impugnando un revolver…
Li vedo scomparire all’interno della banca… alcuni passanti restano stupefatti nel vedere queste scene; guardano verso la banca e guardano verso di me…
Non so esattamente quel che si suppone dovrei fare con i “guardoni”, ma per togliermi di dosso il nervosismo che ho decido di scendere dall’auto e fare qualcosa… impugno il fucile e dico loro qualcosa come: cabrones, andatevene prima che inizi a spararvi!!!
Sto con il viso scoperto… solo degli occhiali da sole coprono un po’ la mia faccia. Per fortuna non è stato necessario ripetere le minacce; gli spettatori si ritirano dallo scenario… Resto fuori dall’auto volgendo lo sguardo verso la banca e puntando con il fucile sulle strade in cui potrebbero giungere gli sbirri… il mio cuore batte furioso nel petto; ho voglia del mio inalatore per l’asma ma ricordo d’averlo lasciato a casa… mi sudano le mani… i minuti diventano eterni… se compare una pattuglia sono disposto a sparare… questo è quando abbiamo accordato… dico a me stesso che la prossima volta non resto in macchina… preferisco entrare in banca… infine, vedo i miei amici uscire dalla banca, corrono dirigendosi verso l’auto… salto dentro, lancio il fucile nel sedile posteriore e li raccolgo…
In auto si librano tutta l’energia e la tensione accumulate nei momenti precedenti… I miei amici ridono di se stessi, anch’io… scherzano sul mio aspetto col fucile e gli occhiali da sole… andiamo a tutta velocità per la strada prevista in precedenza… li lascio sul punto convenuto in cui si pongono in salvo essi stessi, le armi ed i soldi… io devo disfarmi dall’auto lontano dalla nostra “base”… sono solito bruciare le auto…
Alcuni giorni più tardi, la signora Cristina trova sulla porta di casa una borsa con 150.000 delle vecchie pesetas… Nel barrio compaiono delle scritte con vernice rossa: Amnistia totale!!! Tutti i prigionieri liberi!
Quelli di sinistra del barrio parlano dei “prigionieri politici”… la gente del barrio non li capisce… tutto sommato i “prigionieri politici” sono già stati liberati con due amnistie parziali… parlano di “solidarietà”, di “libertà”, di… ma solo per i prigionieri delle loro organizzazioni… ed i prigionieri del barrio?
Non partecipo alle riunioni “politiche”… ho 15 anni e non capisco quel che dicono… inoltre parlano sempre gli stessi… parlano come “i tipi della televisione”…
Lascio gli amici con un abbraccio… hanno una riunione… io sto pianificando di rubare un negozio di prodotti alimentari (Revilla) per distribuire del cibo nel barrio… cosa che riuscirò a fare con successo…
- Chiamatemi quando progettate un’altra azione… la politica non m’interessa…
Per oltre due anni siamo riusciti ad espropriare con successo più di venti filiali bancarie, una decina di stazioni di servizio ed altre azioni di questo genere…
(…)
Son trascorsi quasi 30 anni da queste scene, da queste cose, da questi “discorsi”, e tuttavia pare trattarsi di un tema “attuale”: quello relativo alla differenziazione dei prigionieri…
E’ assurdo considerare che solo i prigionieri con coscienza politica siano degni della nostra “solidarietà”… come se i figli della signora Cristina non fossero essi stessi l’esito della prepotenza del sistema… come se i “lumpen” fossero incapaci di trarre conclusioni sulle esperienze e condizioni… come se la mancanza di “istruzione” e “cultura”, di soldi e sostegno, non fossero di per sé sufficiente punizione e ostracismo…
Queste differenze nel carcere non servono a nulla, non sono rilevanti perché l’architettura carceraria si incarica di “mischiare” i prigionieri non in base alla loro “ideologia politica”, ma al contrario… il tempo, l’architettura, “il personale”, le condizioni, la mentalità, gli individui… tutto è artificialmente costruito… in modo che le relazioni di potere e forza siano la conseguenza del “quotidiano funzionamento”, ossia: l’alienazione, la prepotenza,.ecc.
Quale meccanismo di difesa (o meglio autodifesa) sia dentro che fuori (il Sistema è lo stesso dai due lati del muro) da queste false “separazioni” (compartimentazioni) c’è l’organizzazione informale… e questa non si basa “solo” per e con le azioni, ma su qualsiasi attività risponde ad una “organizzazione di compiti” che perseguono due fini simultanei, cioè: “vivere la nostra vita, oggi e adesso”; e tuttavia puntare a fini più “ambiziosi” che “trascendano” la nostra stessa “individualità” e che comunque non significano alienare o alienare l’individuo per non si sa bene quale tipo di “comunità” o “comunismo”…
Quel che desideriamo… o almeno io lo desidero… è che scompaiano le relazioni di potere basate sulla forza… che si viva ed agisca come ce lo dettano i “visceri”… che si vedano gli “altri” non come “oggetti” e/o “soggetti”, ma come individui…
La libertà non consiste nell’alienare l’altro ma nel comprendere quegli “interessi” e desideri che condividiamo insieme per la libertà comune.. e, il tal senso, vivere/organizzarsi ed agire/pensare in comune senza “rinunciare” a se stessi.. senza delegare, partecipando, sporcandosi le mani, coinvolgendosi, accettando “responsabilità”, ecc., ecc…
Non c’è una sola organizzazione che sia al di sopra della mia libertà individuale… e comunque non voglio far parte di una rivoluzione in cui non si possa ballare.
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traduzione dallo spagnolo: Culmine, luglio 2011
http://culmine.noblogs.org/
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