venerdì 11 novembre 2011
Las huelgas “xenófobas” de la refinería de Lindsey (Inglaterra)
A finales del mes de enero de 2009, los obreros de la refinería de petróleo de Lindsey, Inglaterra (LOR, Lindsey Oil Refinery) tomaban las calles ilegalmente en una huelga salvaje (de las que tanto solemos hablar y que tanto deseamos ver) que fue rápidamente tachada de xenófoba. Todo empezó cuando la compañía italiana IREM había sido contratada por Total, la propietaria de LOR, para la construcción de una unidad de desulfuración en la refinería. En el concurso para la adjudicación del contrato también participaron cinco empresas de Reino Unido y otras dos europeas Para llevar a cabo los trabajos, IREM empleó a sus propios trabajadores italianos y portugueses: unos 400 empleados propios que, según el Morning Star (5 de febrero de 2009), no están sindicalizados y que eran alojados en una barcaza en malas condiciones. Esto enfadó a los trabajadores empleados en el sitio, de distintas empresas pero todos pertenecientes al convenio británico de la construcción NAECI (National Agreement for the Engineering Construction Industry) –el Libro Azul-, que vieron cómo los puestos de trabajo que esperaban ocupar iban a parar a otros trabajadores del continente contratados con peores condiciones laborales con la excusa de que no había “suficientes trabajadores cualificados británicos”. La huelga, que pronto recibió el apoyo –y el control[1]- del sindicato más grande de Reino Unido, Unite, evidenció la debilidad del “movimiento anticapitalista” y dividió a la izquierda británica. Por un lado, quienes simpatizaron con los huelguistas y comprendieron sus razones. Por otro, quienes se apresuraron a desacreditarlos por “xenófobos”. La razón de la polémica es evidente, aunque analizando las razones de la huelga con algo más de paciencia y profundidad, parece claro que ciertas posiciones parten de análisis muy superficiales y se podría decir que son fruto de la descarga de argumentos fáciles que pudieron leerse en los medios de comunicación, así como de la propaganda incesante del Gobierno de Gordon Brown (Primer Ministro británico), que aprovechó el énfasis de los medios en la supuesta xenofobia de las protestas para poner a todo el mundo contra los obreros de Lindsey, dejando a un lado el aprovechamiento por parte de la empresa francesa Total de la falta de restricciones en la Unión Europea para contratar trabajadores portugueses e italianos y llevarlos a una refinería inglesa a trabajar fuera de convenio[2].
En nuestra opinión, y trataremos en todo momento de no caer en un obrerismo maniqueo para el que todo vale si es una expresión obrera, tachar a estas huelgas de reaccionarias o de racistas tan sólo puede ser la consecuencia de dos cosas: o bien se ha estado bajo la influencia de la propaganda gubernamental, empeñada en deslegitimar la huelga como fuera, o bien se es presa de dogmas que impiden ver el mundo (y, con él, la lucha de clases) con un mínimo de claridad. Esta es una cuestión a la que entraremos más adelante, pero ciertas expresiones no parecen fruto de un análisis ajustado a la realidad, sino que son propias de un movimiento sin relación con la realidad más pendiente de las formas y la información que publican los medios que de afrontarlas con cabeza y espíritu crítico.
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http://gruporuptura.wordpress.com/2011/02/19/las-huelgas-%E2%80%9Cxenofobas%E2%80%9D-de-la-refineria-de-lindsey-inglaterra/
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