giovedì 4 agosto 2011
[Gabriel Pombo Da Silva] Sobre la informalidad
Vivir las prácticas insurreccionales lo mismo que organizarse informalmente es, en suma, estimular a lxs individuos a recuperar el control (sin delegadxs o expertxs) sobre su vida en “lo privado” (particular) y “lo social”; como espacio que determina modelos de vida/espectativas/rolles/comportamientos/fines/etc…
Que yo “apueste” por el principio federativo y grupos de acción más “estables” (en el espacio-tiempo) que “difusos” es por mi convencimiento personal que esta forma de organizarse no ahoga o sanciona la autonomía del grupo o las otras expresiones de lucha que se hacen complementarias.
La acción debe ciertamente ser un medio legítimo de autodefensa y ataque al alcance de todxs (como lo son las IDEAS), pero esto tampoco lo podemos “imponer” sino que debe ser “sentido” y elegido por cada cual…
Elegir una forma “cerrada” de organizarse es algo opcional y no sólo una formulación política.
Lo que cuenta es la afinidad y las dinámicas (de discusión teórica y praxis revolucionaria) así como las experiencias acumuladas (individual y colectivamente): como individuos, grupo y como parte del movimiento antagonista que actúa en el escenario social…
Hay compañerxs que opinan que actuar de forma más o menos “cerrada” (y no abierta) entre las mismas personas, les garantiza mayor “seguridad”… tanto en el desarrollo de la acción como en evitar “filtraciones”.
Hay compañerxs que desean asumir sus responsabilidades y acciones de forma plena (asumiendo a la vez las consecuencias) y por ello adoptan un acrónimo fijo y otrxs compañerxs no ven la necesidad de asumir las acciones con siglas pues las acciones se desarrollan en contextos que “se explican a si mismas”.
A mi juicio ambos planteamientos son legítimos… por eso también rechazo las “acusaciones” de “vanguardistas” que ciertxs compañerxs organizadxs en grupos “estables” han recibido desde el movimiento antiautoritario: me refiero a la FAI (informal) y “Células del Fuego” (entre otras)…
El nivel de conciencia sobre la necesidad del ataque (y eso radica en lxs integrantes de cada grupo, su análisis de la situación, local e internacional, táctica y estratégicamente; fines a conseguir, objetivos marcados, etc.) hace que compañerxs opten por modelos organizativos que son más “cerrados” que otros. Cada grupo en función de sus individualidades y aspiraciones operativas tendrá que ser muy cauto y acertar en sus elecciones: en los compañerxs, en los medios y lo planeado…
Quienes desean llevar a la praxis acciones de ataque (liberación) complejas precisan de una cualificación “específica” que no puede encontrarse en una reunión espontánea de compañerxs.
Esto significa que los fines/objetivos que cada grupo se propone llevar a la práctica determina las formas organizativas y lxs compañerxs que formarán parte de los grupos…
Como anárquico valoro toda expresión de lucha: ocupaciones, manifestaciones, pintadas, sabotajes, expropiaciones, etc…
No creo que yo eligiese a “cualquier compañerx” para desarrollar un proyecto en una Okupa; hacer un expropiación o llevar a cabo una liberación… de ese aspecto (la elección de compañerxs) se encarga la afinidad y la confianza que cada cual me inspira en según que cosas…
De hecho podría vivir en una Okupa con unxs compañerxs (con lxs que desarrollo un proyecto cultural, social, musical, comunitario, etc.) “aliarme” esporádicamente con otrxs para llevar a cabo acciones difusas no complejas y, tener un grupo “cerrado” con el que llevo adelante acciones complejas (expropiaciones, liberación de compas, etc.) que otrxs compañerxs no estarían dispuestxs a llevar a cabo…
Como ya he dicho no priorizo un método sobre todo como tampoco fetichizo solamente la violencia revolucionaria. Considero que el proyecto insurreccional anarquista es algo vivo que intenta abarcar todas las cuestiones relativas a la dominación y la liberación.
La dominación se combate con la teoría y la praxis, y la liberación se alcanza del mismo modo…
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