domenica 1 gennaio 2012
Hacia la libertad de los presos sociales Gabriel Ortega (ex-preso P.) Ozono 1977
En el propio 18 de julio los presos de Carabanchel se amotinan; es, quizá, anecdótico pensar que lo que significó el 18 se recibe hoy con luchas de los presos sociales, que son el exponente más claro de lo que ha sido y es un régimen dictatorial empezado por el dictador Franco y ahora, en otra medida, continuado.
Ya Federico Engels señalaba hace más de un siglo que el "sistema carcelario en un régimen capitalista es, por encima de todo, una institución de represión, un apéndice del aparato del estado empleado para mantener condiciones sociales de explotación y opresión".
Todavía gran parte de la sociedad piensa que un motín de los presos que están en las cárceles es la exaltación del temor; despavoridos se dedican a mandar telegramas para que les aseguren que estarán protegidos por las policías especiales antidisturbios. No quieren comprender que es el propio sistema que les gobierna el que motiva la existencia de las horrendas instituciones carcelarias.
Desprovistos de un análisis crítico y propio piensan con miedo que el preso es un ser atávico y molesto; de hecho muy pocos presos al salir de la cárcel consiguen, no sin mucho esfuerzo, penetrar en la sociedad, poder trabajar sin que tenga la amenaza constante de su anterior pasado. No es deshonra el haber estado en la cárcel; lo que deshonra a las personas es el ser elementos nulos, el no analizar que todo el sistema de explotación y opresión les motiva en muchas y variadas ocasiones a robar para vivir. Cuando las cifras de más del millón de parados es una gran realidad, cuando tienen varios hijos, cuando nadie les da trabajo, no hay a veces más solución que ROBAR; es robar al capitalista lo que diariamente nos roba en las fabricas a todos; es robar al sistema algo que nos pertenece. Por esto no hay que sufrir de escalofríos y tembleque cuando oímos y vemos que los presos de Carabanchel y otras cárceles se suben a las azoteas para exigir la AMNISTIA, la reforma del Código Penal, para pedir JUSTICIA, que por robar 6 camisas no les metan 6 años; para pedir que cesen las palizas de los funcionarios, que no se usen pistolas "descontroladas" o cuchillos, para exigir trato humano.
Muchos ahora pretenderán con lo dicho que lo que pido es el descontrol, el que debemos robar, etc. NO, lo que exijo es que comprendan y piensen el porqué existen las cárceles y que las personas que están dentro también son seres humanos.
Pero la lógica del sistema, crea las condiciones culturales, los tabúes suficientes para mantener en silencio a toda la población, "pues el movimiento para suprimir las funciones actuales del sistema carcelario ataca un pilar ideológico básico del fascismo en sus cimientos", y de cualquier régimen aparentemente democrático.
Es quizá esta verdad la que debe servir para ampliar conceptos tales como preso político a todos esos presos sociales "que han cometido diversos delitos", pero los cuales en el transcurso de sus encarcelamientos y debido a las condiciones sociales que experimentan, empiezan a adquirir una conciencia política. Tan pronto como dan expresión a sus opiniones políticas se convierten aún mucho más en víctimas de actos de inspiración "política" perpetrados contra ellos por los funcionarios y las juntas de régimen que sancionan después de cualquier protesta con 60, 100 días o más de celdas de castigo "para que aprendan" a no rebelarse contra el régimen carcelario, contra la sociedad burguesa. "Con estos medios autoritarios y represivos, intenta una sociedad autoritaria y represiva condenar para siempre a unos seres a los que ella misma ha obligado a transgredir las normas que por su cuenta ha dictado. ¿Quienes son los verdaderos peligrosos sociales, los que están indefensos o los responsables de la indefensión?
Por todo esto es por lo que los presos, poco a poco, van tomando una conciencia política en su conjunto y empiezan a comprender y ver claro la naturaleza "clasista" que tiene el sistema carcelario. Así no es extraño que los presos se amotinen. "La cárcel no puede alcanzar la victoria sobre el prisionero, porque quienes tienen a su cargo las prisiones piensan como el geómetra y suponen que como tienen todo el cuerpo del preso en una celda tienen también todo lo que constituye una persona".
Hace 10 ó 15 años pensar en un motín en las prisiones del Estado español es pensar en que el franquismo había muerto, y eso era irreal, el franquismo no murió hasta hace varios años, pero sobrevive todo el sistema injusto que descansa en el sufrimiento de seres humanos tan valiosos, tan dignos como quienes no padecen la represión en las cárceles.
Hoy aún en esta injusticia, se oyen las voces de todos los presos para exigir su libertad. Libertad que es necesaria para poder decir que estamos en una democracia burguesa.
Estas voces en las cárceles se llama COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha); en menos de un año (agosto del 76) ha unido esperanzas, ha sacudido a todo el pueblo para que el sector marginal que son los que "comprendemos que la culpa de delinquir y las injusticias de las cárceles están motivadas por esta sociedad capitalista basada en la explotación del hombre por el hombre" tenga el apoyo de todos.
Pero lo triste es ver cómo poco a poco se aclaran comportamientos. En este último motín, cómo en los dos anteriores (agosto 76 y febrero 77), la solidaridad la de las personas y partidos en muchos casos ha sido nula. No existe, se teme decir que el preso común debe salir a la calle. Mientras que en los dos anteriores motines el apoyo fue por personas en su parte intelectuales independientes de partidos, que se limitaban a descubrir la esencia de las cárceles y el aparato represivo. También hubo grupos de jóvenes y familiares con abogados y médicos, quienes empezaron a unirse y crear comités de apoyo al preso social. Apoyo que nunca es suficiente, pero es un comienzo de toma de conciencia..."Mientras el pueblo viva guiado por las ideas de libertad y dignidad, no habrá prisión que pueda sofocar nuestros movimientos"
Lo triste -decía- es ver que partidos tan renombrados como el PCE, PSP, PSOE, etc. se limiten a presentar a Tamames, Sanchez Montero y Camacho, etc. como intermediarios entre los presos y la brigada antidisturbios. Mientras que los presos están en las azoteas casi extenuados, sin agua y con pocos alimentos pidiendo Amnistía general, reforma del Código Penal, supresión de jurisdicciones especiales, reforma del régimen penitenciario, respeto de las garantías jurídicas de los detenidos y vuelta de los secuestrados y el "apoyo popular para que sea comprendida nuestra marginación, residuo de una injusta sociedad". Y dicen: "Nos han concedido dos horas de plazo, y si en ese tiempo no bajamos, nos asesinan".
No cabe más que una respuesta que no consiste en lanzar comunicados, ni elegir a intermediarios, sino en un verdadero apoyo popular por parte de todos los militantes de estos grupos y del pueblo en general. Una vez más se comprueba cómo la existencia de determinados grupos y partidos está motivada nada más que para asegurar las bases de una sociedad burguesa aparentemente democrática.
¿Donde está, pues, el apoyo popular de estos partidos? No existe, no interesa desplegar la iniciativa y la solidaridad nada más que cuando interesa al partido para ganar más votos y poder así dominar aun más. NO, ASÍ NO!
Gabriel Ortega (ex-preso P.)
Ozono'77
http://www.sindominio.net/desdedentro/textos/Dosscopel/hacialalibertad.htm
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