domenica 10 aprile 2011

es/it Un pequeño aporte de los encarcelados miembros de Conspiración de Células del Fuego al respecto de la Solidaridad


texto original en griego, publicado el 6 de abril: athens.indymedia.org




Hasta que llegue el día, permanezcamos con cabeza en alto…

1. La solidaridad es nuestra arma
Mucho se ha escrito y dicho sobre la solidaridad. A menudo, cuando se ha hablado tanto y cuando han circulado tantos textos sobre una cuestión, esa se queda como algo banal, previsible y no particularmente interesante. Parece como si su contenido hubiese sido agotado y continuamente se va repitiendo.
Nosotros estimamos que no hay prácticas que son banales, lo que hay son sólo banales razonamientos. Particularmente hoy en día, en estos tiempos sospechosos en que vivimos cuando hay decenas de guerrilleros urbanos y anarquistas en la cárcel, tenemos que afilar la hoja de la solidaridad y alejarla de sus reiterativos estereotipos que la encierran en un podrido circulo de “solidaridad con compañero tal y cual”.
Porque así algunos nombres se van cambiando y añadiendo mientras que otros se van olvidando, y la solidaridad se queda estancada y frecuentemente siendo un privilegio de las relaciones, sea de amistad, personales o “publicas”.
Pero en el momento en que a los nombres de los luchadores encarcelados y sus casos particulares se les irá ojeando como a las páginas de un folleto de publicidad, el Poder ganará una apuesta importante: la de aniquilación ética de sus rivales políticos. Logrará establecer la cárcel dentro de nosotros como una aceptación natural.



2. De la defensa al ataque
Sin embargo, no podemos hablar de solidaridad sin referirnos primero a la represión. Es indiscutible que la represión se está reestructurando y subiendo el grado en nivel militar (por ejemplo nuevos cuerpos de maderos como DIAS), científico-técnico (banco de ADN), propagandístico (guiones de terror de los medios de comunicación), y legal (nuevas clausulas de ley antiterrorista). El enemigo intenta de esta manera internalizar el miedo como una condición que se siente entre los círculos que luchan contra el régimen y no sólo ellos.
Pero antes de enredarnos en un complejo de la defensa contra la carga represiva, tenemos que ver lo que pasó anteriormente. Porque solamente nuestro saber y el tesorero de la memoria pueden vencer el miedo.
Desde algunos años, junto a los momentos explosivos del Diciembre de 2008, ya anarquista en su carácter guerrilla urbana, manifiesta su continua presencia que ha llevado a unos muertos y heridos de los ambos bandos de esa guerra, lo hace tras los coordinados ataques incendiarios, las infraestructuras organizadas del sabotaje y la articulación de un discurso subversivo que busca la revolución en aquí y ahora.
En la orilla opuesta tenemos la represión que está en una permanente posición de guerra contra las fuerzas de la subversión. Por esto, creemos que su reestructurización ofensiva no ha surgido como una iniciativa del Estado que surge de golpe en un tiempo neutral, sino como la respuesta al creciente desarrollo de la nueva guerrilla urbana y naturalmente como un escudo de defensa contra las impetuosas oposiciones del automatismo social (crisis económica, desempleo, huelgas…).
Enfocándonos en nuestras propias opciones de la nueva guerrilla urbana podemos decir con certeza que la represión funciona siguiendo la consecuencia lógica del fenómeno acción/reacción. Por tanto, a nosotros mismos no nos vemos como en una posición defensiva.
Hasta siendo bajo la condición de cautiverio elegimos de poner al revés los términos de una capitulación derrotista y en vez de eso orgullosamente asumimos la responsabilidad por nuestra acción, defendiendo las posiciones y valores de la Conspiración de Células del Fuego a cual pertenecemos, y planteando nuevos proyectos de la subversión, ataque y sabotaje.
Por lo tanto, la represión no es una fantasma que se eleva sobre nosotros, sino la respuesta del Estado a la guerra que le hemos declarado. Por esto consideramos que los nuevos compañeros y colaboradores en la rebeldía no tienen porqué afrontar el Poder como a un enemigo omnipotente que lo sabe todo, sino más bien como a un desafío contra quién se puede para lanzar unas nuevas, aun más duras batallas. Además, los éxitos del enemigo frecuentemente tienen que ver con nuestras propias errores, pero eso es ya un otro debate y lo dejamos para el futuro.
De este modo nos posicionamos lejos de los complejos de la defensa y del miedo, en la posición del permanente ataque. Y a los que se precipitan de hablar sobre la derrota teniendo en mente bastantes arrestos que tuvieron lugar recién, nosotros respondimos que el resultado de una movida no es capaz de valorar al contenido de una opción. Además, el verdadero valor de la libertad no está en guardarla a cada costo, sino en arriesgarla buscando lo mejor, luchando por una vida genuina que está fuera de las leyes.



3. Qué la libertad sea la lima que permite fugarse de los ambos lados del muro
La solidaridad revolucionaria es un mapa vivo en la cual se graban los hechos y opiniones que el idioma del Dominio quiere metódicamente borrar de la memoria, eliminar de la consciencia y anular como si nunca hubiesen existido.
No obstante, al mismo tiempo la solidaridad es una siempre valida propuesta de las conductas, relaciones y de la proyectualización de los valores de la revolución en aquí y ahora.
Es un modo de existir colectivamente contra la sociedad de la soledad y separaciones.
La solidaridad constituye una lava ardiente que fluye en las venas de todos los que, cada uno a su manera, están en contra de su época y en contra del orden de cosas existente. Tras su ímpetu se hace claro un hecho indiscutible: el que combate el Poder no tiene que ser nuestro amigo, pero se gana, naturalmente no a nuestra ilimitada aceptación, pero sí que a nuestro cordial apoyo. Este razonamiento inspira a todos nuestros ataques y a todas las movidas que los que formamos parte de la Conspiración de Células del Fuego llevamos a cabo como individualidades autónomas.
Sin embargo es muy importante darnos cuenta que la solidaridad revolucionaria expresada tras la opción del ataque permanente no surgió en lo imaginario de una supuesta identificación con ciertas ideas y prácticas. Y eso porque frecuentemente la solidaridad queda malinterpretada y resulta percibida como un acuerdo total entre los presos y los solidarios en lo que se refiere a la teoría y acción.
Al contrario. Nació como respuesta a un permanente dilema de nuestra época: o estás con el Estado, o estás con la revolución. El hecho de reconocer a esa tesorería por cierto no significa que vamos a esconder las armas de la crítica o rebajar nuestro discurso, y así volvernos más agradables para los con cuales tenemos discrepancias. Solidaridad sin crítica es como revolución sin acción. Con la crítica profundizamos la esencia de la causa. De esta manera reconocemos unos puntos que tenemos en común, pero también las diferentes puntos de referencia que tenemos cada uno de nosotros. Evolucionamos nuestro pensamiento, nuestra práctica y estamos atentos a las particulares características de las diferentes tendencias que constituyen el ámbito que lucha contra el régimen. Esa es también la belleza de la revolución: no hay ninguna verdad única, de una sola pieza, ni tampoco una tradición ortodoxa que dicta qué es lo correcto y qué lo erróneo.
Algo al contrario. El ámbito antiautoritario es un mosaico de las negaciones que se conectan, entrelazan, rivalizan y suplementan una a otra, pero siempre en marco de una dialéctica. Se trata de la dialéctica de solidaridad que no olvida nunca quién es el enemigo, quiénes son los que saquean nuestra existencia, quiénes son los que quieren librarse de nosotros “sepultándonos” en las tumbas del cimiento carcelarias.



4. Las armas de la crítica y la crítica de “la crítica”
Tras ese prisma en varios periodos hemos ejercido la crítica, y si que algunas veces bastante dura, contra los proyectos, otras organizaciones, casas ocupadas, ciertas prácticas y tradiciones de lucha. Sin embargo, siempre sabemos hacia donde miramos con hostilidad y hacia qué blanco dirigimos nuestras armas. Nunca olvidamos que entre los revolucionarios y el enemigo hay una línea divisoria muy clara, precisa y determinada. Seguimos creyendo que dentro del ámbito antiautoritario, a pesar de nuestros desacuerdos, contradicciones, diferencias y tensiones, las cosas que nos unen son muchas más que ls que nos dividen. Basta de aprender que la dialéctica se basa en la reciprocidad y en la honestidad de intenciones y motivaciones para la promulgación de la guerra revolucionaria, y no en unas necias ambiciones del ascenso personal dentro de las jerarquías informales de los círculos subversivos. En tales casos lo único que les corresponde es nuestro violento aborrecimiento.
A partir de ahí, nos vemos como parte de la tendencia anarco-individualista y nihilista del corriente antiautoriario, y apostamos por el carácter polimórfico de la revolución anarquista. Accionando en público, sea tras nuestras estructuras clandestinas, sea como encarcelados miembros de la Conspiración, tenemos como objetivo tanto ejercer la crítica como aceptarla. Nunca hemos sostenido de poseer una verdad exclusiva y absoluta sobre la revolución, ni tampoco que la queremos guardar para nosotros mismos. Estamos convencidos que la genuina expresión de la autocrítica y de la crítica tras una solidaridad revolucionaria no puede sino contribuir a la causa subversiva. A las verdades dogmaticas las “desciende de su cruz”, configura nuevos conceptos, trasfiera experiencias, formula cuestiones y problemas, abre comunicaciones, enriquece acuerdos y desacuerdos, y compone una nueva perspectiva para cada uno de nosotros, en la comunidad de los revolucionarios.



5. Momentos de lucha contra el viento
De este modo, la solidaridad con cada su expresión puede ser el motivo para un terreno fértil de la dialéctica y del dialogo entre los solidarios y los presos. Pero también puede ser la chispa para que se lograse algo más. Para que se logre de montar un nuevo punto de salida para las acciones coordinadas que no se limitasen exclusivamente al tema del encierro. Cuestión a cual nos vamos a referir en nuestro posicionamiento posterior.
Siguiendo el rastro de las experiencias históricas del pasado, nos encontramos con algunos de los más destacados momentos de lucha, ahí donde los solidarios y los prisioneros aprenden uno del otro, se organizan y juntos montan unos planes subversivos en contra del encierro y del pacto del Poder. La solidaridad es un conjunto de todos esos momentos (Uruguay, Inglaterra/Irlanda, Alemania, Italia, España, etc.) en que los encarcelados guerrilleros urbanos y muchos otros presos dignos, a pesar de todos sus diferencias y conflictos, se conectaron y juntaron con el mosaico de un, lleno de varias tendencias, corriente que lucha contra el régimen. De las ejecuciones de los representantes del régimen y los secuestros de políticos y empresarios a las asambleas de solidaridad, y de los carteles de contrainformación y los eslóganes pintados sobre las paredes a los ataques incendiarios y con bombas…se llevaron a cabo decenas de fugas de la cárcel, reales y simbólicas.
Porque también hasta hoy en día una bomba o un artefacto incendiario con los pedazos rotos que deja detrás suyo trae además un mensaje de solidaridad o un cartel de apoyo, una concentración en frente de la cárcel o una carta o un texto, y ellos se convierten en esos pocos “amigos” fieles que un preso tiene a su lado en la batalla contra el cautiverio.
Estas movidas son la mejor respuesta a la democracia de los dirigentes que nos han construido con sus tumbas de hormigón, cimiento y rejas. Es la solidaridad que nos mantiene libres, aunque siendo encarcelados. El olvido es al contrario una forma de muerte para el preso, puesto que los días no pasan como deberían, sino se empobrecen, se hacen más pequeñas y se vacían del cada contenido.
Así, tras una dimensión critica de la solidaridad, ella misma deja de ser un proceso repetitivo y poco productivo, y seguramente se aleja mucho del humanismo cristiano que en frente del enemigo habla el idioma de la súplica.
Hace años la parte incendiaria de la anarquía en su mayor parte se ha limitado a si misma dentro del marco de una solidaridad auto-referente, que tras las reivindicaciones de los ataques asumidas con una llamada telefónica repasaba cada vez de nuevo el estereotipo de “libertad al compañero tal”. De este modo cada caso se iba personalizando, así ineludiblemente la conexión significativa de la opción (incendio, atraco, vandalismos durante una marcha) por cual ha estado procesado el compañero preso se cortaba del alcance de cada otra personalidad autónoma que quería descubrir a los significados que podría tener en común con esa opción. De esta manera la solidaridad se convierte en una causa que tiene que ver sólo con unos amigos más cercanos del preso y funciona según “el barómetro de la simpatía” que éste goza.
Consideramos que durante los últimos años el paso de las oportunas acciones ofensivas a la creación de los grupos de acción directa y infraestructuras organizadas ha librado la solidaridad incendiaria de sus estereotipos y ha empezado de producir un conjunto de discurso con los comunicados, análisis, y textos que presentan a cada practica revolucionaria clandestina como una propuesta abierta a cada uno que quiera conocerla y, sea adaptarla también, sea rechazarla o sea lo más fundamental: desarrollarla.
Lo mismo sucede también con unos determinados procesos asambleístas, que sin ofrecer a cada compañero preso “el derecho de asilo” de una equivocada heroización, le dan la posibilidad de hablar él mismo, sea por medio de publicaciones o conversaciones telefónicas, y así permiten crear un vivo espacio de dialogo, acuerdos y diferencias.
Porque la apuesta no es crear una amplio movimiento de solidaridad que “corre detrás” de los casos de cada preso, sino construir un autentico canal de comunicación que en nivel de significado derrumbará los muros que nos separan.
Al mismo tiempo vemos como muy importante abrir la solidaridad a un nivel global. La propuesta abierta de montar la Federación Anarquista Informal/Frente Revolucionario Internacional contribuye justo a esa perspectiva. Es una manera de romper en praxis el silencio y la desinformación sobre lo que sucede en una lejana “otra parte” y colectivizar todos aquellos momentos de cada lugar del mundo que dicen “No” al Poder, que no agachen la cabeza ante el Estado, que caminan contra el viento de nuestra época y plantean aquellos terrenos utópicos de la tierra liberada donde la guerra revolucionaria es tan necesaria como el sol para la vida…


Viva la Federación Anarquista Informal/Frente Revolucionario Internacional
Nada menos que el todo
Lucha armada por la revolución

Conspiración de Células del Fuego


Olga Ikonomidou
Panagiotis Argyrou
Hasris Hadzimihelakis
Giorgos Nikolopoulos
Giorgos Polydoros
Hristos Tsakalos
Gerasimos Tsakalos
Damianos Bolano
Mihalis Nikolopoulos

Un piccolo contributo dai membri prigionieri della Cospirazione delle Cellule di Fuoco sulla Solidarietà

testo originale, in greco, pubblicato il 6 aprile: athens.indymedia.org

Fino a che giunga il giorno, restiamo con la testa in alto…

1. La solidarietà è la nostra arma
Molto s’è scritto e detto sulla solidarietà. Spesso quando s’è parlato tanto e quando sono circolati molti testi su un tema, esso diviene banale, prevedibile e non eccessivamente interessante. Sembra come se il suo contenuto si sia svuotato, continuando a ripetersi.
Noi consideriamo che non ci sono pratiche che siano banali, ma v’è che i ragionamenti sono banali. In modo particolare adesso, in questi tempi sospetti in cui stiamo vivendo quando ci sono decine di guerriglieri urbani e di anarchici in carcere, dobbiamo affilare la lama della solidarietà ed allontanarla dai reiterati stereotipi che la racchiudono in un marcio circolo della “solidarietà con tale o talaltro compagno”.
In questa maniera alcuni nomi cambiano e si aggiungono, mentre altri vengono dimenticati e la solidarietà entra in una fase di stanca e spesso diviene un privilegio di relazioni, cioè di amicizie personali o “pubbliche”.
Ma nel momento in cui i nomi dei lottatori imprigionati ed i loro casi personali vengono leggiucchiati come quando si sbircia un volantino pubblicitario, il Potere guadagnerà un’importante scommessa: quella dell’annientamento etico dei suoi rivali politici. Riuscirà a stabilire il carcere dentro di noi come se si trattasse di una naturale accettazione.



2. Dalla difesa all’attacco
Comunque, non possiamo parlare di solidarietà senza riferirci prima alla repressione. E’ indiscutibile che la repressione si sta ristrutturando e sta alzando il tiro a livello militare (per esempio, con il nuovo corpo di sbirri come il DIAS), tecnico-scientifico (banca dati del DNA), propagandistico (scenari di terrore da parte dei media) e legale (nuove clausole della legge antiterrorista). Il nemico cerca in questa maniera di interiorizzare la paura come una condizione che si sente tra i circoli che lottano contro il regime e non solo essi.
Ma prima di addentrarci nell’analisi della difesa contro la carica repressiva, dobbiamo vedere quel che è accaduto precedentemente. Perché solo la la nostra conoscenza e la nostra memoria che tesaurizza i dati possono vincere la paura.
Da alcuni anni, assieme ai momenti esplosivi del dicembre 2008, la guerriglia urbana già anarchica nel suo carattere manifesta una continua presenza che ha portato a delle morti da ambo i lati di questa guerra. Lo fa in seguito ai coordinati attacchi incendiari, alle infrastrutture organizzate del sabotaggio e l’articolazione di un discorso sovversivo che cerca la rivoluzione qui ed ora.
Dal lato opposto abbiamo la repressione che è in permanente posizione di guerra contro le forze della sovversione. La loro ristrutturazione offensiva non è sorta come un’iniziativa dello Stato che scaturisce di colpo in un periodo neutrale, bensì come una risposta al crescente sviluppo della nuova guerriglia urbana e naturalmente come uno scudo di difesa contro le impetuose opposizioni dell’automatismo sociale (crisi economica, disoccupazione, scioperi… ).
Focalizzando l’attenzione sulle nostre stesse opzioni della nuova guerriglia urbana possiamo dire con certezza che la repressione funziona seguendo la conseguenza logica del fenomeno azione/reazione. Pertanto, noi stessi non ci vediamo come in una posizione difensiva.
Anche adesso che siamo nella condizione di prigionia scegliamo di rovesciare i termini di una capitolazione o di una sconfitta, al contrario ci assumiamo con orgoglio la responsabilità della nostra azione, difendendo le posizioni ed i valori della Cospirazione delle Cellule di Fuoco alle quale apparteniamo, pianificando nuovi progetti della sovversione, attacchi e sabotaggi.
Pertanto, la repressione non è un fantasma che si eleva sopra di noi, ma la risposta dello Stato alla guerra che gli abbiamo dichiarato. Per questo consideriamo che i nuovi compagni e collaboratori latitanti non devono affrontare il Potere come un nemico onnipotente che sa tutto, piuttosto come una sfida contro la quale si possono lanciare delle nuove ed ancor più dure battaglie. Inoltre, i successi del nemico hanno spesso a che vedere con i nostri stessi errori, ma questo è già un altro discorso e lo lasciamo per il futuro.
In questa maniera la nostra posizione è ben lungi dai complessi della difesa e della paura, la nostra posizione è quella dell’attacco permanente. Ed a quelli che si precipitano a parlare della sconfitta, tenendo a mente i numerosi arresti avvenuti recentemente, noi rispondiamo che il risultato di un avvenimento non può mettere in discussione il contenuto di una scelta. Inoltre, il vero valore della libertà non sta nel conservarla ad ogni costo, ma nel metterla in gioco cercando il meglio, lottando per una vita genuina che è fuori dalle leggi.



3. Che la libertà sia la lima che permetta di fuggire da entrambi i lati del muro
La solidarietà rivoluzionaria è una mappa viva sui cui si registrano i fatti e le opinioni che l’idioma del Dominio vuole metodicamente cancellare dalla memoria, eliminare dalla coscienza ed annullare come se non fossero mai esistiti.
Pur tuttavia, al contempo la solidarietà è una sempre valida proposta delle condotte, delle relazioni e della progettazione dei valori della rivoluzione qui ed ora.
E’ un modo d’esistere collettivo contro la società della solitudine e delle separazioni.

La solidarietà costituisce una larva ardente che fluisce nelle vene di tutti quelli che, ciascuno alla sua maniera, sono contro la propria epoca e contro l’ordine delle cose esistenti. In seguito al suo impeto, diviene evidente un fatto indiscutibile: colui che combatte il Potere non dev’essere un nostro amico, ma si guadagna, naturalmente non la nostra illimitata accettazione, ma certo il nostro cordiale appoggio. Questo ragionamento ispira tutti i nostri attacchi e tutte le azioni che noi che facciamo parte della Cospirazione delle Cellule di Fuoco realizziamo come individualità autonome.
Comunque, è molto importante renderci conto che la solidarietà rivoluzionaria espressa in seguito alla scelta dell’attacco permanente non è nata dall’immaginario di una presunta identificazione con certe idee e pratiche. E questo perché frequentemente la solidarietà resta mal interpretata e viene percepita come un accordo totale tra i prigionieri ed i solidali per quel che concerne la teoria e l’azione.
Al contrario. E’ nata come una risposta ad un permanente dilemma della nostra epoca: o stai con lo Stato o stai con la rivoluzione. Il fatto di riconoscere questo dato di fatto, non significa che nasconderemo le armi della critica o ridimensioniamo il nostro discorso, per divenire più gradevoli a quelli con i quali abbiamo delle discrepanze. La solidarietà senza critica è come una rivoluzione senza azione. Con la critica approfondiamo l’essenza della causa. In questa maniera riconosciamo alcuni punti che abbiamo in comune, ma anche i diversi punti di riferimento che ognuno di noi ha. Ci siamo evoluti nel nostro pensiero, nella nostra pratica e stiamo attenti alle caratteristiche peculiari delle diverse tendenze che costituiscono l’ambito che lotta contro il regime. Anche questa è la bellezza della rivoluzione: non c’è nessuna verità unica, di una sola facciata, nemmeno una tradizione ortodossa che dica quel che è corretto e quel che non lo è.
Al contrario. L’ambito antiautoritario è un mosaico delle negazioni che si connettono, s’intrecciano, entrano in rivalità e si completano l’una con l’altra, ma sempre all’insegna della dialettica. Si tratta della dialettica della solidarietà che non dimentica mai chi è il nemico, chi sono quelli che devastano la nostra esistenza, chi sono quelli che vogliono liberarsi di noi “seppellendoci” nelle tombe del cemento carcerario.



4. Le armi della critica e la critica della “critica”
Dopo questo prisma in diversi periodi ci siamo avvalsi dell’esercizio della critica, in taluni casi anche abbastanza dura, contro i progetti, le altre organizzazioni, le case occupate, certe pratiche e tradizioni di lotta. Tuttavia, sappiamo sempre dove guardiamo con ostilità e verso quale obiettivo rivolgiamo le nostre armi. Non abbiamo mai dimenticato che tra i rivoluzionari ed il nemico c’è una linea divisoria molto netta, precisa e determinata. Continuiamo a credere che all’interno dell’ambito antiautoritario, malgrado i nostri disaccordi, contraddizioni, differenze e tensioni, sono molte più le cose che ci uniscono che quelle che ci dividono. Basta apprendere che la dialettica si basa sulla reciprocità e sull’onestà delle intenzioni e delle motivazioni per la promulgazione della guerra rivoluzionaria, e non in alcune sciocche ambizioni di ascesa personale all’interno delle gerarchie informali dei circoli sovversivi. In questi casi l’unica cosa che ci si merita è la nostra violenta avversione.
A partire da questo punto, noi ci consideriamo parte della tendenza anarco-individualista e nichilista della corrente antiautoritaria, e puntiamo al carattere polimorfico della rivoluzione anarchica. Agendo in pubblico, o con le nostre strutture clandestine, sia come membri prigionieri della Cospirazione, abbiamo l’obiettivo sia d’esercitare la critica che di accettarla. Non abbiamo mai sostenuto di possedere una verità esclusiva ed assoluta sulla rivoluzione, e nemmeno che vogliamo conservarla per noi stessi. Siamo convinti che la genuina espressione dell’autocritica e della critica da parte di una solidarietà rivoluzionaria non possa che contribuire alla causa sovversiva. Le verità dogmatiche “si fanno scendere dalla croce”, si configurano nuovi concetti, si trasferiscono esperienze, si formulano questioni e problemi, si aprono comunicazioni, si arricchiscono accordi e disaccordi, e si compone una nuova prospettiva per ciascuno di noi, nella comunità dei rivoluzionari.



5. Momenti di lotta contro il vento
In questo modo, la solidarietà con ogni sua espressione può essere la ragione per un terreno fertile della dialettica e del dialogo tra i solidali ed i prigionieri. Ma può anche essere la scintilla affinché si ottenga qualcosa in più; in modo che si riesca a trovare una nuova via d’uscita per le azioni coordinate che non si limitino esclusivamente al tema della reclusione. Questione sulla quale torneremo con una nostra successiva presa di posizione.

Seguendo le tracce delle esperienze storiche del passato, c’imbattiamo in alcuni dei più salienti momenti di lotta. Quando i solidali ed i prigionieri hanno appreso gli uni dagli altri, si sono organizzati ed insieme hanno dato il via a dei piani sovversivi contro la reclusione ed il patto del Potere. La solidarietà è un insieme di tutti questi momenti (Uruguay, Inghilterra/Irlanda, Germania, Italia, Spagna, ecc.) in cui i guerriglieri urbani incarcerati e molti altri degni prigionieri, nonostante tutte le loro differenze ed i loro conflitti, si sono collegati ed uniti nel mosaico -pieno di diverse tendenze- di una corrente che lotta contro il regime. Dalle esecuzioni dei rappresentanti del regime e dai sequestri di politici e di imprenditori alle assemblee solidali, e dalle mostre di controinformazione e dagli slogan dipinti sulle mura agli attacchi incendiari e dinamitardi… sono state effettuate decine di evasioni, sul serio e simboliche.
Ed anche oggi una bomba o un ordigno incendiario, con le macerie che ne seguono, sono accompagnati da un messaggio di solidarietà o uno striscione di sostegno, un presidio davanti ad un carcere o una lettera o un testo. I solidali si trasformano così in quei pochi “amici” fedeli che un prigioniero ha al suo fianco nella sua battaglia contro la reclusione.
Queste azioni sono la miglior risposta alla democrazia dei dirigenti, che c’è stata costruita addosso con delle tombe di sbarre e cemento armato. E’ la solidarietà che ci mantiene liberi, anche se imprigionati. L’oblio, al contrario, è una forma di morte per il prigioniero, visto che i giorni non trascorrono come dovrebbero, ma s’impoveriscono, divengono più piccoli e si svuotano di qualsiasi contenuto.
In questo modo, una dimensione critica della solidarietà cessa di essere un processo ripetitivo e poco produttivo, e certamente s’allontana molto dall’umanesimo cristiano che dinanzi al nemico parla il linguaggio della supplica.

E’ da anni che la parte incendiaria dell’anarchia per la gran parte s’è racchiusa in se stessa all’insegna d’una solidarietà auto-referenziale, che dopo le rivendicazioni degli attacchi fatte con una chiamata telefonica ripassava nuovamente lo stereotipo della “libertà per tale compagno”. In questa maniera ciascun caso si personalizza, ed in maniera ineludibile la significativa connessione dell’opzione (incendio, assalto, vandalismo durante un corteo) per cui era stato processato il compagno si separa dalla portata di qualsiasi altra personalità autonoma che voleva scoprire i significati che avrebbe potuto avere in comune con quell’opzione. In questa maniera la solidarietà si trasforma in una causa che ha a che vedere solo con alcuni amici più vicini al prigioniero e funziona secondo “il barometro della simpatia” di cui questo gode.
Consideriamo che durante gli ultimi anni il passaggio dalle opportune azioni offensive alla creazione dei gruppi d’azione diretta e delle infrastrutture organizzate ha liberato la solidarietà incendiaria dai suoi stereotipi ed ha iniziato a produrre un insieme di un discorso con i comunicati, le analisi ed i testi che presentano ciascuna pratica rivoluzionaria clandestina come una proposta aperta a chiunque la voglia conoscere, sia per adattarla, per ripudiarla o soprattutto svilupparla.
Lo stesso accade con alcuni determinati processi assembleari che senza offrire ad ogni compagno prigioniero “il diritto d’asilo” d’un equivocato eroismo, gli offrono la possibilità di parlare egli stesso, sia con delle pubblicazioni o con delle conversazioni telefoniche, permettendo di creare una spazio vivo di dialogo, accordi e differenze.
Perché la scommessa non è quella di creare un vasto movimento di solidarietà che “corra dietro” ai casi di ciascun prigioniero, ma quella di costruire un autentico canale di comunicazione che in termini di significato demolirà le mura che ci separano.
Allo stesso tempo vediamo molto importante aprire la solidarietà ad un livello globale. La proposta aperta di dar vita alla Federazione Anarchica Informale / Fronte Anarchico Internazionale contribuisce proprio a questa prospettiva. E’ una maniera di rompere nella prassi il silenzio e la disinformazione su quel che accade in una lontana “altra parte” e collettivizzare tutti quei momenti d’ogni luogo del mondo che dicono “No” al Potere, che non chinano la testa dinanzi allo Stato, che camminano contro il vento della nostra epoca e progettano tutti quei terreni utopici della terra liberata in cui la guerra rivoluzionaria è cosi necessaria come lo è il sole per la vita…


Viva la Federazione Anarchica Informale/Fronte Rivoluzionario Internazionale
Nulla meno che il tutto
Lotta armata per la rivoluzione

Cospirazione delle Cellule di Fuoco


Olga Ikonomidou
Panagiotis Argyrou
Haris Hadzimihelakis
Giorgos Nikolopoulos
Giorgos Polydoros
Hristos Tsakalos
Gerasimos Tsakalos
Damianos Bolano
Mihalis Nikolopoulos

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